La pregunta es: ¿está Finlandia en la lista?

Cristóbal Ramírez AL DÍA

OPINIÓN

Geert Vanden Wijngaert / POOL

26 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las fronteras no suelen ser líneas perfectamente trazadas con lógica, un dibujo en un papel que los habitantes de uno u otro lado aceptan con gusto. En eso es lo único en que tiene razón Putin. Y el dictador proclama que hay la mitad de la población que se siente de aquí y la otra mitad de allá, así que lanzo los tanques por delante y arreglo el problema que tienen los míos. Es como si para hacerse con el Bierzo o los Oscos la Xunta declarara la guerra a León o Asturias. Amén de que jamás se arreglaron así los problemas, pero esa es otra cuestión.

Los ojos de todo el mundo están puestos en Crimea. Los de los finlandeses, más. Solo hay que intercambiar unos correos o meterse en algún grupo suyo en Facebook para palpar el temor que transpiran. Finlandia se independizó de Rusia hace poco más de un siglo y sostuvo dos guerras con Moscú en las que el país nórdico perdió la segunda ciudad y el 10 por ciento de su territorio.

Ahora la población de la frontera habla ruso y pide que el segundo idioma oficial en esa zona no sea el sueco, sino el ruso. Algunos se sienten rusos finlandeses.

Ya tiene Putin la comida en el plato. Los mismos argumentos que le han servido para despreciar cualquier atisbo de legalidad internacional en Ucrania se pueden aplicar a Finlandia. Hoy por hoy parece descabellado. También hace dos meses parecía una estúpida broma de mal gusto el ataque al vecino.

Ahora vendrá algún iluminado y dirá que la OTAN es el brazo armado del imperialismo.