Crítica teatral

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Confieso que siento debilidad por Rufián. Me encanta su método Kominsky. La cara de galán cuando habla en las Cortes pero sabe que la cámara le está tomando el perfil bueno. Su manera de decir, ingeniosa, sarcástica, la paciencia infinita que emana, como si en vez de al presidente del Gobierno se estuviera dirigiendo a un niño travieso y desobediente; en fin, su madurez interpretativa. Han sido unos meses muy duros, donde la falta de preparación y la mala calidad de los guiones han creado papeles muy deficientes, sobreactuados como el de María Jesús Montero o poco sólidos como el de Pablo Casado, que mantenía un problema que se ve en muchos de los jóvenes del cine español, que les da risa cuando hablan. También abunda el mal decir, que no es decir cosas malas, sino decirlas sin que se entiendan. Es el célebre ¡manosarribaestosunatraco! de nuestro cine de acción. Pero para mí, el mayor disgusto ha sido el de Margarita Robles y su reciente interpretación de Juana de Arco. Porque si uno no se cree su papel no puede pretender que el público sí se lo crea. No puedes salir —como hizo el rey de Abu Dabi— y decir lo siento, no volverá a ocurrir, pero al mismo tiempo negando que haya ocurrido. No puedes salir, previamente descabellada, como un toro de lidia, y decir que estás muy contenta y que quieres mucho a Curro Romero. No, desde luego, si quieres ser Ingrid Bergman o Jean Seberg. En cambio, la breve actuación de Paz Esteban mereció una ola de aplausos que se alargaron durante diez minutos.