¡Sé feliz!

Flor Lafuente INSTRUCTORA Y FORMADORA CERTIFICADA EN BIENESTAR INTEGRAL

OPINIÓN

27 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿De veras? La felicidad no tiene hondura, no hay tonalidades, no tiene carácter la felicidad. Mejor vivir como le propusieron los intelectuales franceses a Mathhieu Ricard cuando publicó su libro Happiness en el 2003: «No nos importa la felicidad. No vengas a imponernos esa sucia palabra. Queremos vivir con pasión. Nos gusta el sufrimiento, porque es tan lindo cuando se detiene por un momento».

Ricard, ex científico del Instituto Pasteur, hijo del filósofo Jean-François Revel y ahora monje budista, insiste: «Más allá de lo que digan los intelectuales, parece que nadie se levanta por la mañana rogando sufrir todo el día».

Lo cierto es que, conscientemente o no, la enorme mayoría de nosotros anhelamos ser felices, tener experiencias positivas. Sin embargo, parece que aceptarlo no es tan fácil. ¿Lo merecemos? ¿Tenemos miedo a un exceso de lo bueno? ¿Nos envidiarán? ¿Pareceremos bobos? Mejor aplacar y ocultar nuestra felicidad tras la fachada de la melancolía, que, al cabo, denota inteligencia y es más adecuada para vivir en el mundo de hoy.

Pero la ciencia no está de acuerdo con esta idea ni con los intelectuales franceses. Experimentar más emociones positivas en el día a día es de persona inteligente. Y valiente, por supuesto.

Hay una teoría y todo, ¡y ya tiene 25 años! Es la «teoría de las diez emociones positivas que amplían y construyen», de la psicóloga Barbara Fredrickson. Se ha demostrado que hay diez emociones buenas que son tan importantes para nuestra supervivencia como el miedo, por ejemplo, que nos protege del peligro.

Estas emociones son: alegría, orgullo, gratitud, interés, asombro, diversión, esperanza, serenidad, inspiración, amor. ¿Suenan tan mal?

Preocupándonos por practicarlas recibiremos también sus beneficios: mayor creatividad, más flexibilidad cognitiva y capacidad de tomar mejores decisiones, más amplitud de conciencia, más optimismo, un sistema inmunológico más fuerte, más éxito y mayor resiliencia. Las emociones positivas, además, reducen el impacto de los eventos negativos.

Se sabe: las personas agradecidas son más felices, más resilientes. Las personas con esperanza son más perseverantes. Las amorosas son más compasivas e inclusivas. Quienes se permiten sentir orgullo por sus logros son más seguros, más eficaces. Los más serenos son más conscientes.

La negatividad cierra y excluye. Lo positivo amplía la perspectiva. Dice Fredrickson: «Cuando estás en modo negativo solo ves una dirección, una posibilidad. Cuando te sientes positivo y animado percibes diferentes opciones entre las que elegir. Las emociones positivas expanden la conciencia».

Hoy recuerda ser feliz. Se trata de elegirlo, de tener la actitud. Piensa: ¿cómo puedo traer más interés a mi día? ¿Asombrarme más, reír, sentirme agradecido, demostrar mi amor? Seguramente se te ocurrirá algo.