De la ciclogénesis al pirocúmulo

Mª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

Edu Botella | EUROPAPRESS

24 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La expresión ciclogénesis explosiva entró en la mayoría de nuestras vidas de la mano de aquel temporal que tantos daños dejó por toda Galicia bajo el nombre de Klaus. Corría el año 2009 y asistíamos a un fenómeno nuevo, una tormenta que se formó a una velocidad desconocida, lo que dificultó poder predecir su impacto.

Casi trece años después, nos encontramos con que detrás de los incendios que estos días han acabado con miles de hectáreas en Lugo y Ourense surge un nuevo término, desconocido para la mayoría: los pirocúmulos, también explosivos, unas nubes que desencadenan una combinación de tormenta, rayos, sequía, fuego y viento, que hacen que la situación sea inmanejable y que va a dejar una profunda herida en el monte gallego.

No estamos asistiendo a un enriquecimiento casual de nuestro vocabulario, sino que algo está cambiando en el clima, al menos respecto a cómo lo habíamos conocido hasta ahora. Pero es este un debate que divide profundamente a la sociedad. En dónde no puede haber discusión es en que, más allá de que los causantes del fuego sean los rayos o los incendiarios, nuestros bosques están abandonados, descuidados, hechos un polvorín. Para la mayoría, el monte es un destino al que ir a pasear el fin de semana.

La lucha contra los incendios debe tener en cuenta el antes, el durante y el después. Antes, buscando la fórmula para que los propietarios tengan el monte ordenado y limpio. Durante, para disponer de unos buenos medios de extinción _aunque nunca serán suficientes_. Y después. ¿O ya nos hemos olvidado de las riadas que arrasaron los suelos quemados en los incendios del 2006?