Sí, Galicia arde, pero no se quema

Carmen Lence
Carmen Lence CONSEJERA DELEGADA DEL GRUPO LECHE RÍO

OPINIÓN

Carlos Castro | EUROPAPRESS

25 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La voz entrecortada por la emoción de esa anciana del rural gallego me habla desde el telediario. De fondo, su aldea se desdibuja, se la va engullendo un humo negro. 

Arde Galicia. Desaparece en vivo y en directo. Se la comen las llamas mientras observamos atónitos a través de la televisión, inmunizados a la desgracia ajena después de meses de imágenes de guerra. Hasta que llega la voz de esa anciana, llena de pena, de rabia, de frustración. Un lamento que te conecta con la realidad de que se quema tu tierra y llega a esa parte de ti donde te duele Galicia, como si te quemaras con ella.

Arde Galicia, y queremos a alguien a quien señalar con el dedo, un culpable que ayude a apaciguar el sentimiento de impotencia. Es culpable el pirómano, es culpable el descuidado, es culpable el del ayuntamiento. En realidad, siento que somos todos un poco culpables.

Arde Galicia. ¿Por qué los veranos cada vez llegan antes, duran más, son más intensos y el monte parece querer llamar la atención de los que una vez los limpiaban, los cuidaban, paseaban entre sus árboles absortos en su belleza? ¿Dónde están? El rural se vacía y los montes se quedan solos luchando contra la maleza, el sol y el viento.

Arde Galicia y esa anciana del rural gallego mira con tristeza las calles envueltas en humo, añorando el tiempo en el que había niños y mujeres jóvenes paseando mientras conversaban animadamente, añorando el tiempo en el que su aldea estaba viva. Ahora los nietos ya no quieren venir, el internet no es bueno, se quejan. Todo les queda lejos; el súper, el médico, el cole. «Vente para la ciudad —le dice su hijo— aquí ya solo quedan viejos. Vende todo, no tienes quien te ayude. ¿Quién se quiere venir a trabajar al campo?»

Arde Galicia y el rural parece perder la esperanza de un futuro mejor, mientras los de la ciudad observamos atontados desde el televisor de casa como si su desgracia no tuviera nada que ver con la nuestra. ¡Despierta! Su futuro es tu futuro. ¿Quién produce las patatas, las lechugas, los huevos, la deliciosa leche que alimenta España? Su riqueza, es tu riqueza.

Arde Galicia. Pero Galicia es la tierra de Breogán, la tierra de gente luchadora, trabajadora, que sabe resurgir de las cenizas como el ave fénix, más fuerte, más sabia, más unida. Quiero imaginar, que esa anciana que sufre en el telediario sigue en esa aldea porque tiene una nieta a punto de acabar la carrera, que admira y valora el esfuerzo de su abuela por mantener la ganadería hasta que la pueda gerenciar ella. Y esa mujer preparada pueda hacer crecer la empresa, la pueda hacer más rentable y que siga creando riqueza. Porque así ha logrado ser Galicia la única región de España y una de las pocas de Europa que sigue creciendo en producción lechera. Gracias a los gallegos y gallegas que no se rinden.  

Y es que Galicia arde, pero no se quema.