Galicia y el escaso cumplimiento de los Objetivos del Milenio
OPINIÓN
Todos los países europeos han suscrito la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible como una gran oportunidad para emprender un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. Incluso la mayor parte de las regiones europeas también se han hecho partícipes de dichas iniciativas. Más aún, sus dirigentes suelen llevar un alfiler o un pin en la solapa de sus vestimentas para reflejar su compromiso.
La agenda cuenta con 17 objetivos que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta la lucha contra el cambio climático, la educación de calidad, la igualdad de género, la defensa de medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.
Hace unos días se ha publicado un primer balance de cumplimiento de los Objetivos del Milenio para España. Lo ha hecho el Consejo General de Economistas desmenuzando en un detallado informe los diversos compromisos de sostenibilidad de cada comunidad autónoma. El trabajo seleccionó cinco grandes dimensiones de análisis para poder agrupar 80 variables. El mencionado agrupamiento permite aportar una mayor información sobre los retos de la agenda; además de permitir visualizar las valoraciones dispensadas a cada parámetro utilizado.
Las cinco dimensiones escogidas (las cinco P) hacen referencia a las Personas, la Prosperidad, el Planeta, la Paz y el Partenariado. Cada dimensión incluye distintas variables para su análisis, permitiendo la combinación de las mismas de cara a evaluar los niveles de cumplimiento. Los datos sirven para auxiliar y corregir los desajustes y para reforzar las fortalezas de los objetivos firmados.
Los resultados indican la posición de cada comunidad autónoma. Galicia ocupa el décimo puesto en España. Desagregando los datos, atendiendo a las dimensiones, podemos escudriñar los avances y los retrasos. Así, por ejemplo, Galicia no está bien en lo que respecta a las Personas (dimensión que incluye variables referidas a las tasas de riesgo de pobreza, población con dificultades, igualdad de género, educación inclusiva, equitativa y de calidad, o vida sana), ni en lo concerniente al Partenariado (que incluye alianzas para el desarrollo sostenible), en la medida que ocupa, respectivamente, los puestos 14 y 13 sobre las 17 autonomías españolas.
Tampoco estamos bien en lo que atañe a la dimensión de la Paz (se ocupa el puesto 11) y de la Prosperidad (situados en el puesto 9). Esto es, somos un poco renuentes a promover sociedades justas y pacíficas, por un lado; y a afrontar medidas que fomenten el crecimiento económico sostenible, la construcción de infraestructuras resilientes y lograr ciudades y asentamientos humanos, por el otro.
Únicamente en la dimensión referida al Planeta (aquella que incluye la gestión del agua; el acceso a energías asequibles, seguras y sostenibles; la adopción de medidas para combatir el cambio climático; la conservación de forma sostenible de los océanos y mares; y la gestión de los bosques) ocupamos una posición por delante de lo que representamos en términos de población, territorio o PIB.
En suma, Galicia no puede presumir ni vanagloriarse de los resultados. Llevar un distintivo multicolor en la solapa no significa más que portar un símbolo. Lo relevante es cumplir con los Objetivos del Milenio y verificar anualmente su cumplimiento. Y, en los momentos actuales, continua siendo una asignatura pendiente.