El país de Tom y Huck

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

21 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Tom! (Silencio). ¡Tú, Tom! (Silencio). Así empieza una de las novelas mas famosas del mundo, Tom Sawyer, escrita por Samuel Langhorne Clemens, que firmaba como Mark Twain. Fue publicada apenas diez años después de finalizada la cruenta guerra de Secesión, que se cobró 600.000 muertos de ambos bandos y una herida mal cicatrizada. Es una novela de aventuras que lleva sus aires al Kim de Kipling —que, por cierto, siendo un joven periodista, entrevistó en Nueva York al ya consagrado escritor— y que tiene su continuación con la extraordinaria Huckleberry Finn, con gran protagonismo del negro Jim y, por supuesto, del río Misisipi. Es de la navegación por esas aguas poco profundas de donde Clemens sacó su nombre de letras, y hace alusión al grito que daba el grumete en la proa del vapor cuando la sonda marcaba el mínimo de dos nudos: ¡marca dos!

Cuento todo esto porque lo que me asombra de Donald Trump no es él en su mismidad —que es un fenómeno de la naturaleza— sino ese 40 % de americanos que lo respaldan. Los Estados Unidos de Norteamérica son un batiburrillo de culturas, razas y migraciones que han ido cementando un país disparatado, perverso, ingenuo, heroico y ridículo en distintas proporciones. Por allí anduvo antes que nadie Alvar Núñez Cabeza de Vaca, y después todo cuanto fanático, visionario y proscrito de los otros continentes tuvo la ocurrencia. Pero la esencia de América puede ser la que nos contaría Tom Sawyer si diéramos con él. Porque, de momento, Tom anda escapado.