Calvo Sotelo, Macron, España y Portugal

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

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22 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En este verano largo, como aquellos de la infancia y mocedad, la publicación de Poesía en la tangente, de Leopoldo Calvo Sotelo, y La conquista de la Transición, de Óscar Alzaga, llevaron inevitablemente a la relectura de Memoria viva de la Transición, de Calvo Sotelo. Tres libros recomendables, pero muy enfáticamente el último que cito. Leopoldo Calvo Sotelo da su versión de los acontecimientos en los que participó como protagonista. Entre ellos, las negociaciones para la entrada en la Comunidad Europea que, por sintetizar, encontraban sus mayores dificultades por parte de Francia y, en particular, por parte de su presidente, Giscard d'Estaing.

Con tales antecedentes no debe sorprender la oposición que el actual presidente Macron formula ante cualquier tipo de conexión o actividad que suponga abrir la puerta de Europa a la Península Ibérica. Un bloqueo a los desarrollos logísticos y energéticos que faciliten a España y Portugal mejorar sus intercambios, y los de África o Sudamérica, con el continente europeo. En definitiva, una revitalizada vindicación en Francia de su patriotismo económico, que en parte se contrapone a la armonización europea, en estrecho paralelismo con la actitud de Francia entorpeciendo nuestra entrada en la Comunidad Europea.

Independientemente de que España se haya mostrado indecisa en sus alternativas y prioridades en el desarrollo de nuestras infraestructuras ferroviarias, gasoductos y conexiones eléctricas en relación con Europa, la realidad es que el avance en el corredor mediterráneo y la conexión con Montpellier, o la Y vasca y el corredor atlántico hasta Burdeos, cuentan con la oposición de Macron, al igual que los gasoductos. Posición que evidencia graves discrepancias entre «las prioridades estratégicas de la UE y las de los Estados miembros».

Si en general esta posición de Francia, y no solo de su presidente, afecta a toda la Península, el Gobierno gallego —en un nuevo grito al cielo— apenas expresa su preocupación por que Galicia quede excluida de la modernización del ferrocarril de mercancías o el retraso de los trenes Avril, y de que Portugal priorice su conexión a Europa por Salamanca. Una nueva lamentación para encontrar viejos y nuevos agravios. Sin atender a que, también por Salamanca, el corredor atlántico ve cegada su llegada a Europa por el patriotismo económico de Macron y el aplazamiento de la conexión con Burdeos hasta el 2037, si es el caso. Tanto quizá como la solución a la conexión ferroviaria de Galicia con Portugal.

Desocuparse de lo que pasa en Europa debilita alguna de las ventajas estratégicas de la Península, en energía y en logística. Desde siempre limitamos con Francia, y somos algo más que una tierra hermana con Portugal.