Reduflación, algo antiguo

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

14 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La reduflación es un proceso comercial que consiste en mantener el precio de un producto, reduciendo su cantidad, lo cual supone un incremento (encubierto) del precio. Es legal, porque los datos figuran en el envase, pero es una engañifa a los consumidores y una traición a los clientes.

Esta práctica ha saltado ahora a los medios de comunicación (OCU Compra Maestra n.º 483, septiembre 2022), pero ya viene de antiguo. En el artículo mío Chucherías de maíz (La Voz, 12-2-1997) les decía a los lectores que la empresa Matutano, en un envase de Fritos Barbacoa, que vendía al precio joven de 25 pesetas, en el curso 93-94 tenía 30 g (833 pesetas/kg) y solo 28 g al curso siguiente (892 pesetas/kg). Por su parte, Cheetos Stiks sabor queso tenía 20 g en el curso 93-94 (1.250 pesetas/kg) y solo 18 g en el 95-96 (1389 pesetas/kg). En todos los casos el consumidor tiene la sensación de que nada ha cambiado, pero el precio se ha incrementado.

En la actualidad, según la OCU, los ejemplos de reduflación son numerosos: yogures que conservan el precio, pero con 5 gramos menos por tarrina; sobres de embutido a un euro, que cada vez tienen menos lonchas; margarina o cacao en polvo, cuyos formatos parecen los de siempre, pero en la práctica tienen un peso menor. Para la OCU, esta práctica es una subida de los precios encubierta y por eso ha demandado, ante la CNMC, a algunas empresas: Pastas Gallo, Danone, Pescanova, Colacao, Tulipán y Campofrío y anima a los consumidores a que les remitan cualquier caso de reduflación que detecten.