Las manos vacías de Sánchez

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

OLIVIER HOSLET | EFE

23 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El problema es que las manos vacías de Sánchez son nuestras manos vacías. Es una metralleta de promesas pero sin munición. Esta semana ha tenido que relevar al gerente de la oficina de los fondos europeos ante el tirón de orejas de Bruselas, algo que niegan. No el cambio en la oficina, que no le quedó más remedio que hacerlo público, sino que los fondos europeos no se están ejecutando con eficacia o, peor, ni siquiera se están ejecutando. Los ejecutados seremos nosotros al ritmo de promesas huecas del presidente Sánchez.

Sánchez, ante su declive en las encuestas, salvo la de Tezanos que pagamos todos, ha decidido volver a lo de siempre: la lucha ideológica. Él es la libertad guiando al pueblo copiando a Ayuso y representa a todos los necesitados de España. Feijoo es la élite, el señalado por las grandes empresas para acabar con la clase media y terminar de hundir a los que menos tienen. Sánchez en nada recuperará el Valle de los Caídos, las fosas y todo lo que haga falta para convertir a Feijoo en el candidato de Vox, no del centrado PP. Ese es uno de los caminos. Yo sí apruebo ayudas para los que no llegan a fin de mes y subo las pensiones. Es una pena que no haya dinero detrás de muchas de esas ayudas o que el camino burocrático para alcanzarlas sea un laberinto imposible. En cuanto a las pensiones, enhorabuena, es cierto: las va a subir. El lío es que la decisión sin proyección en el tiempo es un tiro en el estómago a las cuentas de España. En efecto, en el estómago, un tiro de los malos, no en un pie. Un tiro que nos irá desangrando hasta el desastre final.

La otra estrategia, además de seguir regalando el dinero que no hay a todo posible votante, es insistir con sarcasmo en lo preparado que está Feijoo, para subrayar así por la vía intravenosa de la ironía que el presidente del principal partido de la oposición es un tipo al que le cuesta sumar y que lo único que sabe es restar y para eso con dificultad. Empezaron los cientos de ministros que tenemos en verano y sigue Sánchez rampante en este otoño con todo el aparato afeándole a Feijoo su desconocimiento de dónde nace el río Duero. Presidir una comunidad autónoma durante tantos años, en el lenguaje de campaña del PSOE, no es más que un curso de verano de esos que te dan el título sin pisar las clases, mientras estás en la playa y firma por ti un amigo. El mensaje que el PSOE quiere que cale es que es un incapaz para afrontar la crisis en la que estamos.

La doble estrategia socialista choca con la realidad económica. Llevar el asunto a la pelea ideológica, resucitar las dos Españas, e insistir en que Feijoo es un iletrado se estrellan con el muro de las promesas de Sánchez que vamos viviendo cómo se disuelven en la nada del páramo. No son ayudas, son monumentales anuncios de neón y la gente empieza a darse cuenta de que detrás de un invento tras otro aparece tozuda la verdad de que Bruselas nos puede dejar sin partidas de fondos europeos por chapuzas de tebeo. Algo que este cronista creía que ya no existía en la España del siglo XXI. Pero Sánchez ha hecho de Moncloa la sede central de la picaresca.