Cuando nos muramos, nos echarán de menos

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OPINIÓN

13 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando nos muramos, nos echarán de menos

Todos los años por estas fechas las agencias de márketing realizan una espectacular carrera por captar nuestra atención y ocupar un sitio especial en nuestra memoria con anuncios ingeniosos, emotivos, especiales… Este año se ha hablado mucho de un buenísimo anuncio de alcohol blanco, en el que se han estrechado lazos de nuevo entre generaciones y mostrado la importancia de abuelos, uniéndose para evitar la llamada «homosexoledad navideña».

Ha habido otro que se nos ha escapado un poco más, ya que no es tan de actualidad pero sí aborda también el normalizar ciertas cosas y vuelve de nuevo a unir generaciones. Se trata de un anuncio de turrón, donde se recoge la primera Navidad de una familia tras la muerte de un ser querido. Celebran su primera Navidad sin uno de sus pilares más fundamentales, la madre y abuela. Se observa durante todo el anuncio un atisbo de matriarcado en ella: ella sabía dónde se ubican todas las cosas para prepararlo todo, las recetas de cocina perfectas para esa noche... Este año sin ella cada uno asume uno de sus muchos papeles para la celebración de esa noche.

Al finalizar, el viudo reconoce a sus hijos y nietos que ella estaría orgullosa de ellos, y una de sus hijas recuerda que lo han celebrado como a ella le hubiese gustado. Para poner la guinda al pastel, su nieto, recordando que no pueden tenerlo al margen del dolor porque él también extraña a su abuela, ha recuperado lo que más le gustaba a ella por Navidad, el turrón. Me ha hecho recordar la respuesta del actor Keanu Reeves a la entrevista de Stephen Colbert en su programa en directo: «¿Qué crees que sucede cuando nos morimos,Keanu?» A lo que calmado responde: «Sé que los que nos aman, nos echarán de menos». Fátima Fernández Fernández. lugo.

 Marruecos y el nido del cuco 

En los partidos de Marruecos en Catar, ha sido evidente la masiva presencia de marroquíes en las gradas frente a minoritarios grupos de españoles y portugueses. La crisis económica y los altos gastos que suponen el viaje, entradas y estancia allí, explican nuestro reducido número; pero no así el de magrebíes. En España, según el INE, hay empadronados unos 873.000 marroquíes, a los que habría que sumar los numerosos que no lo están. Muchos de ellos vinieron a atender penosas labores que hoy rechazan los españoles por esos mismos salarios y condiciones. Bienvenidos sean, pues con sus trabajos nos beneficiamos ellos y nosotros. Junto a estos, también hay un número creciente que acude tras el efecto llamada a disfrutar de los servicios y prestaciones que se les conceden en España; incluyendo a jóvenes que insólitamente alegan carecer de familia en Marruecos. Se traslada así la obligación de criarlos, que es justificada por algunos en la pretensión de que así reemplazaríamos nuestro déficit poblacional. Sin embargo, nos la venden como un deber de solidaridad con nuestros vecinos más pobres. Comprobando el alto número de animadores magrebíes en Catar, tengo dudas al respecto. Dicen que el cuco pone los huevos en nido ajeno, para que otros les críen sus polluelos. ¿Es la naturaleza imitando al arte de la subvención? Miguel Loma Pérez.

 ¿Sabe usted lo difícil que es adelgazar?

Es fácil criticar a aquella persona que está pasada de kilos. Intenta adelgazar una y otra vez, y no lo consigue. Explica que no come tanto como para estar tan enorme, pero nadie —incluso los más próximos a ella— la cree. ¿Por qué? Porque p la han visto tomar pan o una copa de vino aquella vez que quedaron para salir. ¡Qué fácil es juzgar y qué difícil analizar y pensar! Marisa García. Lugo