El Congreso frente a Trump, por fortuna

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

SHAWN THEW | EFE

05 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La democracia de los EE.UU. ha confirmado la capacidad de sus instituciones y de sus políticos para mantenerse frente a ataques y desmanes de alguno de sus poderes o de poderosos ciudadanos. Apenas dos años después un comité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, creado en junio de 2021 para investigar el asalto al Capitolio del 6 de enero, sostiene que Donald Trump «no debería tener la posibilidad de volver a ser presidente de Estados Unidos ni de ocupar ningún otro cargo público». Colofón al informe en el que se sintetizan las investigaciones realizadas durante 18 meses, con luz, taquígrafos y emisión televisiva, sobre el violento asalto al Capitolio perpetrado por más de 2.000 seguidores del expresidente Trump.

Sucedía entonces que Trump convocaba a manifestarse mientras el Congreso se reunía para certificar la victoria del presidente Biden, promoviendo la «gran protesta» del 6 de enero: «¡Acude allí, será salvaje!». Y lo fue. Todo porque el espejo de la madrastra de Blancanieves le decía: «Eres el hombre más admirado, por delante de Obama. Biden está muy por detrás de ti, y dicen que has perdido. Ten engañan, eso es imposible». Y con ese estimulante oráculo el entonces aún presidente Donald Trump encabezaba ese golpe de toma del Capitolio, tal y como ha dejado establecido el Comité del Congreso que investigó el asalto. Trump diseñó un plan, «Detener el robo», para anular las elecciones presidenciales del 2020. En el que le acompañaron grupos violentos como los Oath Keepers (OK) o los Proud Boys (PB), cuyos dirigentes fueron condenados ya por la justicia ordinaria. Una sentencia condenatoria a los dirigentes de Guardianes del Juramento (OK), que calificó el asalto al Congreso como sedición.

Un informe de 840 páginas, fruto del trabajo decente de representantes políticos, en el que el comité del Congreso solicita al Departamento de Justicia que impute a Trump, por considerarlo culpable de incitación a la insurrección, obstrucción de un procedimiento oficial del Congreso, conspiración para presentar falsos testimonios electorales e intento de fraude a EE.UU. Lo sucedido fue grave, pero la democracia americana, su Congreso y su judicatura, han impedido que la manipulación y el fraude al país haya sido posible. Por más que allí habiten poderosas fuerzas del mal en la política y las instituciones, pero de momento con más limitado éxito. Pero atentos a la nueva y dividida (Never Kevin, Only Kevin) mayoría republicana del Congreso desde este 3 de enero que, por primera vez en cien años, no logró elegir presidente. A McCarthy. Por no someterse, todavía, a las exigencias de los halcones republicanos, el freedom caucus.