
Uno de los grandes problemas de nuestro país es que muchos políticos piensan que, por el hecho de que les han votado, sus conocimientos se incrementan. Si ganan por mayoría simple, opinan con desparpajo sobre física cuántica o epigenética, pero si sus victorias son por mayorías amplias pueden opinar además de enfermedades infecciosas, pesca de bajura o cualquier otra cosa que se les antoje.
No deben tener formación en la materia ni siquiera curiosidad alguna, creen que los votos de los ciudadanos les convalidan todo tipo de títulos académicos y años de experiencia; pueden afirmar cualquier tontería y, como piensan que sus votantes son igual de ignorantes, creen que nada ocurrirá, pero no es así. «Está mezclando los escaparates con el humo de los coches. ¿Por qué tiene que señalar a los comerciantes, a los que están siempre amenazando con el BOE y las multas, como culpables de ningún clima con ningún cambio?». Aunque no se lo crean, así ha empezó la presidenta de la Comunidad de Madrid un debate parlamentario sobre el cambio climático.
Y continuó: «Mire, señoría, desde que la Tierra existe, desde el origen, ha habido siempre cambio climático. Ha habido ciclos. Nosotros tendremos que poner medidas para paliarlo, pero no pueden seguir contra la evidencia científica únicamente porque siempre tienen detrás, en su cabeza, que se llama comunismo». Para terminar, afirmó que la Comunidad de Madrid impulsa políticas medioambientales, pero de ella «no depende si hay una ola de calor o cambio climático». Esta señora no sé si está preparada para afrontar los problemas de la sanidad pública en Madrid, pero no tiene ni idea cuando se refiere al cambio climático. No sé si cuando toma las cañitas lee Science o Nature, o si se formó en el curso Clima y biodiversidad en un mundo cambiante de la Fundación FAES, pero no da una.
A pesar de que se trata de un caso extremo, la señora Ayuso no es la única política que se cree que el argumentario de un partido tiene más valor que la opinión de los científicos: Trump, Bolsonaro o Urban son buenos ejemplos. Votarles es una elección libre en cada país, pero las evidencias científicas deben estar fuera del debate político porque la mayoría de los políticos no tienen ni idea de ciencia.
Para que las cosas queden claras, aunque la libertad de expresión protege a quienes dicen tonterías, no impide que queden como patanes. Dejen el cambio climático a los expertos y discutan del tiempo que va a hacer mañana. Vai cambiar o tempo? «Si. Pode que chova, pode que non chova».