
Con la Seguridad Social mis dotes de persuasión no valen para nada
Sobre lo referente a la edad no puedo más que certificar que tengo 65 años, así lo digo, sin paliativos ni complejos, pero sobre lo otro, sobre la tontuna o la incapacidad de conseguir una cita previa en el INSS para realizar un trámite relacionado con la pensión, sobre eso tengo que rendirme ante la evidencia: soy tonto. Creía que la experiencia acumulada tras largos años frente al ordenador, o el hecho de gestionar una revista electrónica desde hace más de 25 años eran herramientas suficientes para poder acercarme a la Administración y conseguir eso, al menos una cita.
Tembloroso cual enamorado primerizo, acudo presencialmente a las oficinas por si mis dotes de persuasión bastaran para ello. Al instante, un resignado cancerbero me devuelve a la realidad y al poco salgo de allí con un recorte de papel en la mano, un número de teléfono y la dirección de una web tan complicada como la cueva del Minotauro. Después de seis llamadas y de hablar con una máquina sobre todas las opciones posibles, no logro obtener la cita, algo sencillo, sin pretensiones, ni formalidades de futuro, solo una cita para arreglar mis papeles. Entonces pruebo con la aplicación del Minotauro y constato también, ante la evidente falta de compromiso, que me encuentro como al principio.
Recuerdo ahora la recomendación del Defensor del Pueblo sobre la conveniencia de eliminar la cita previa, entre otras cosas porque no es constitucional seguir manteniendo esa exigencia al amparo de un decreto creado para tiempos de pandemias. Pero claro, si ante algo tan serio e importante como es la ley sobre el aborto, el Tribunal Constitucional ha tardado trece años en pronunciarse sobre su legalidad, qué no va a ser de mi cita, algo tan sencillo e inocente, algo sin malicia, como para tontos. Antonio Polo González. Neda.
El 9 % en el sueldo de Garamendi
Al señor Antonio Garamendi, el presidente de la patronal de patronales acaba de tocarle la lotería: deja de ser autónomo y pasará a ser un contratado con un sueldo de 380.000 euros al año. La cantidad puede quien piense que no es relevante (cada uno paga lo que quiere), lo jocoso es que la subida sea del 9 %. ¿Por qué se la niega al resto? Marisa García. Lugo.