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Ni fútbol, ni política ni religión. Los temas espinosos y susceptibles de generar posturas enfrentadas nunca deberían debatirse en la mesa, según las normas básicas para una buena convivencia. Desde ahora la política también quedará excluida de los programas de entretenimiento de Mediaset, donde participantes y presentadores tendrán que ponerse filtros para no delatar las filias y fobias de su voto. Poniendo la venda antes que la herida frente al año electoral que tenemos por delante, la nueva directiva del grupo quiere evitar que algunos rostros estrella pontifiquen desde la pantalla. La medida parece afectar principalmente a Jorge Javier Vázquez, que se destapó hace años cuando Pedro Sánchez lo telefoneó en directo durante la emisión de Sálvame y ganó un militante. En los últimos tiempos, el presentador se había convertido en un líder inclemente contra Díaz Ayuso. Un caso distinto parece ser el de Ana Rosa Quintana, que cada mañana sirve el desayuno con dosis diaria de latigazos contra el Gobierno. Ella podrá seguir opinando dentro de los límites de la sección informativa de su programa.
Con medidas como esta, y con otras que proscriben a muchos de sus famosos autóctonos, Mediaset ha empezado el incierto proceso de romper con la etapa de Paolo Vasile para recuperar al público que ha salido huyendo.