El tanatorio de lujo del Mediterráneo

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Antonio Sempere | EUROPAPRESS

28 feb 2023 . Actualizado a las 10:17 h.

Los dirigentes de los países discuten y las personas se ahogan en el Mediterráneo. Los servicios de socorro no socorren a nadie. No les dejan. Llegan tarde, mientras los políticos enredan. Meloni le dice a Macron que se haga cargo él. Macron mira hacia la majestuosidad del Elíseo y el barco se va a pique. Y las personas mueren ahogadas como odres inundados de vísceras. Los servicios de socorro llegan a las playas y sacan cadáveres de seres humanos como si fuesen lubinas, uno tras otro. Las fotografías salen en las webs y en la prensa y nos hacen llorar en el desayuno cinco minutos antes de ponernos el rímel y/o la corbata para salir pitando a hacer diez mil cosas, de las que probablemente, si lo pensásemos unos segundos, 9.999 no las haríamos. No nos aportan nada.

Ahora está de moda la serie The White Lotus de HBO que hace de Taormina el pedestal de lujo que es. El paraíso que enamoró a Truman Capote. La serie ha puesto los precios todavía más por las nubes. Todos queremos ir a Taormina. También están por las nubes los precios de las mafias que llevan a los inmigrantes a morir ahogados en el tanatorio de lujo que es el Mediterráneo, un mar al que ya no le cantaría Serrat, viendo las fotos de esos días con esos cadáveres pescados.

¿Quiénes somos los que estamos vacíos? ¿Nosotros? ¿Los políticos que elegimos? Los periodistas que contamos la barbaridad del terremoto de Turquía hasta que se cumple un año de la guerra en Ucrania y nos olvidamos de Turquía para contar muertos en el Dombás. Cómo nos gustan a los periodistas los aniversarios. Ahora publicamos las fotos de los cadáveres en la costa de Calabria. Como si fuesen arenques ahumados por las mafias de miserables que les cobran por morir.

Meloni canceló todo y viajó a Sicilia para hacerse la foto de la detención del mafioso más buscado. ¿Irá Meloni a las playas de Calabria a fotografiarse entre los biberones y peluches que trae la marea, además de los muertos? Y, como Meloni, ¿habrá algún político que se haga una foto junto a una pila de cadáveres? Ni uno.

Detrás hay dinero, mucho dinero. Es un negocio fabuloso en países como Túnez. La ruta central puede costar desde 1.000 euros en una patera que se va a hundir a las pocas millas, a los 7.000 euros por cabeza en los llamados barcos fantasmas, con algo más de posibilidades de llegar a la tierra prometida de Europa.

Lo que duele al escribir estas líneas es que, detrás de todos esos pulmones encharcados, de todas las sonrisas borradas, está el amargo proceso de la desilusión, la soledad infinita. Está el saber que volverá a pasar y que volverá a pasar. Rescatadores que rescatan la muerte, la nada, la náusea.