Es como si Quim Torra y Laura Borràs se dispusieran a bailar El vals de las mariposas. Será que, en el fondo, a todos los secesionistas les agrada que les actualicen el currículo. Que en este caso la condena sea por hacer magia Borrás con unos contratos, o sea, literalmente por corrupción, es lo de menos. La cosa es plantarse delante de un micrófono a denunciar la «aberración judicial y democrática», enésima versión del España nos roba, y a ver si cuela. La condenada, hablamos en este caso de Laura Borràs, expresidenta del Parlament para más señas, tampoco debería quejarse tanto: cayéndole cuatro años y pico por corrupta, parece que no irá a la cárcel. Esto, que se lo expliquen a los presos, digamos, del montón, los que por hacer mucho menos cuentan los días para dejar de dar vueltas al patio. He aquí al ex molt honorable Quim y a la no menos exhonorable Laura. Iluminados en plan Dios nos hace y el Estado represor nos junta.