¡Soportad y renunciad, Lolas y Pacos!

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No piensen, por favor, en Irene Montero ni en Ione Belarra, ni siquiera en Pam. Déjenlas tranquilas. Dejen de enfadarse por la política y pasen a enfadarse por ustedes. Es muy preocupante que nos hayamos olvidado tanto de nosotros para naufragar en la crispación. Es terrible que el capitalismo rampante nos venda que tenemos que ser estoicos. Que la mejor filosofía que nos podemos aplicar en el siglo XXI es una del siglo III antes de Cristo. Que es la solución para nuestros males de sociedad consumista y caótica, en perpetua crisis. Es terrible que nos quieran colocar que lo mejor es renunciar y soportar. Abstine et sustine, abstente del placer y soporta el dolor, como si fuésemos todos monjes mendicantes. Ahora, después de llenarlo todo de centros comerciales, vienen los gurús y nos dicen que dejemos de mirar fuera y que miremos dentro de nosotros mismos. Que miremos y (ad)miremos el vacío en el que nos hemos convertido. Nos llenan de deudas. Nos ponen contra la espalda y la pared de los números infrarrojos. Multiplican nuestras hipotecas hasta el infinito y más allá, como si los matemáticos hubiesen inventado nuevos números, y, después de hacernos todo eso, nos sugieren que nada mejor que ser un estoico. Que nada como las pequeñas cosas, ahora que todos tenemos coches sin pagar enormes que no caben en ninguna plaza de garaje. Primero nos entrenan para cargarnos el planeta consumiendo todo en plásticos y en vasos de cartón que nos dejarán sin la Amazonia y ahora se ponen estupendos y nos dicen que optemos por los pensamientos sencillos en tiempos de turbación. Que practiquemos la abstinencia como salida a la crisis que están montando. Que aprendamos a no depender de los placeres externos. Que pongamos distancia entre nosotros y el gusto para fortalecer nuestra voluntad. Que renunciemos a ser capitalistas salvajes, después de habernos convertido durante décadas en salvajes capitalistas. Y pretenden eso, encima, después de una pandemia. ¿En serio? ¿De verdad quieren estos genios que nos quedemos en una casa que nunca terminaremos de pagar después de una pandemia? ¿Moderación, en vacaciones? Con lo que mola el exceso. Que se lo cuenten a Séneca, a Epicteto, a Zenón y a Marco Aurelio, si los ven por ahí. Pero que nos dejen en paz a nosotros, a las Marías, a las Lolas, a los Pepe y Pacos de toda la vida. Son los que mandan quienes se han cargado el banco de las tecnológicas y nos quieren señalar como culpables a nosotros, que no somos capaces ni de afrontar el pago de la cesta de la compra. ¿En qué momento se jodió la civilización, en vez de solo el Perú, como escribió Llosa? ¿En qué momento se fue todo al carallo? Es muy sencillo. Sucedió cuando nos empezaron a hipnotizar con las series. Cuando pasamos a hipnotizarnos viendo cómo da vueltas nuestra taza en el microondas —ese aparato diabólico que elimina todos los sabores— en vez de hipnotizarnos, cómo hacían nuestros abuelos —mucho más sabios—, mirando para el fuego de una chimenea u observando el mar. Esos mismos abuelos que jamás dejaban de jugar la partida con los amigos, ni de tomar la penúltima por si acaso. Que se moderen los que mandan, los que la han liado otra vez con la inflamada economía.