Agua bendita

Luis Ferrer i Balsebre
luis ferrer i balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Francisco J. Olmo | EUROPAPRESS

23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Otto Von Bismarck que «nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de una cacería». Ojo al dato, porque estamos inmersos en todos los supuestos. 

Es triste y estimulante a la vez comprobar que es en época de elecciones cuando se tratan los temas verdaderamente importantes, como es el caso de la vivienda y Doñana. La polémica sobre los acuíferos del parque natural no es más que un lejano susurro de la que se nos avecina con el problema del agua. Parangonando el dicho de «si el mundo fuera de oro, la gente se pelearía por un puñado de arena», «si el mundo fuera de arena, la gente se pegaría por un puñado de agua». El exvicepresidente del Banco Mundial Ismail Serageldin predijo en 1995 que «las guerras del próximo siglo serán por el agua», y ya han comenzado.

La India y Pakistán luchan por la del río Indo. Irak y Turquía se enfrentan por el agua en el Tigris y el Éufrates. Egipto y Etiopía disputan el recurso hídrico en la cuenca del Nilo Azul. México y EE.UU. ya cuentan muertos por el agua del Río Bravo.

El cambio climático, la acelerada urbanización, el incremento de las actividades agrícolas, los fertilizantes y plaguicidas, la degradación del suelo, la superpoblación y la deficiente eliminación de los residuos afectan a la disponibilidad de agua dulce. Lejos de preocuparse por este asunto, la política cortoplacista se dedica a lo que se dedica. El agua va a ser en el siglo XXI lo que el petróleo fue en el XX. No va a haber para todos ni en todos los sitios, la única manera de poder protegernos es comenzar a ahorrar y actuar sobre todos los factores que agravan su escasez.

A lo mejor Franco tenía más visión de futuro que los de ahora y se puso a inaugurar pantanos hasta convertir el país en el primero de Europa en número de embalses. Desde Franco no se ha vuelto a inaugurar otro pantano. También dijo aquello de que «nada tenemos que temer, salvo que se despierte el poder amarillo». No, si al final…

Desde la ingenuidad, me pregunto: ¿y por qué Galicia, tierra bendecida por el agua, no hace de ella su mayor tesoro? ¿Por qué no se construyen más pantanos y aljibes colosales donde guardar el agua, el bien mejor pagado y más preciado en pocas décadas?

La política cortoplacista no lo hará y no sabrá comerciar ni defender su tesoro frente a los habitantes de las tierras sedientas que nos arrasarán.

«Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios castiga a los buenos si son menos que los malos».