Si hay una imagen imbatible esta semana de frenesí no es la de Ayuso ni la de Almeida, ni la de Caballero, ni, por supuesto, la de Feijoo. La cara imbatible es la de Àngels Barceló levantando las manos y echando la silla para atrás justo en el mismo instante en que Pedro Sánchez anuncia elecciones para el 23 de julio. Àngels, después de 24 horas agotadoras de seguimiento de las votaciones, no se podía creer lo que el presidente del Gobierno anunciaba. Y, claro, su cuerpo y su rostro se agitaron con la sorpresa —e indignación— de lo que Sánchez nos estaba haciendo a los españoles. En legítima defensa, sí, pero poniendo el dedo en la llaga en uno de los temas más sensibles que nos afectan: ¡las vacaciones!
Por eso Àngels, con ese vídeo que ya ha corrido como la pólvora, nos representa. Representa a todos esos que directamente se vieron injustamente señalados con el cartel de: «Este año no te vas a la playa». A 23 de julio, después de esta campaña intensa, sin respirar y sin aliento, otra vez a empezar. En un año que se está haciendo larguísimo, un verano que se presumía por fin libre de pandemia, lleno de alegría y sin las mascarillas rondando, ahí está Sánchez gafándonos el disfrute. En esa decepción de Àngels nos hemos visto los españoles, tanto los que ya han pagado el viaje y están pendientes de la mesa electoral como los que se quedan a la sombra de la oficina. Votar así, amargados, no puede ser igual. ¿De verdad, lo ha calculado?