¿Estudias o lees?

José Francisco Sánchez Sánchez
Paco Sánchez EN LA CUERDA FLOJA

OPINIÓN

JUAN GRONDONA

03 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En un libro que publicó en 1995, Carl Sagan se mostraba aterrado ante la deriva del mundo hacia la superstición y la oscuridad de otros tiempos. El conocidísimo divulgador científico situaba como indicio principal y más peligroso de esta tendencia retrógrada un error cada día más frecuente: confundir lo que apetece o hace sentir bien y lo verdadero. Si me gusta, es verdad ahora, y cuando ya no me guste dejará de serlo. Los grandes maestros de la ciencia, con Popper a la cabeza, advirtieron siempre que el investigador honrado debe buscar y atender con la misma intensidad y con el mismo interés las pruebas en favor o en contra de la tesis que pretenda demostrar. Pero Sagan pensaba en hombres y mujeres corrientes, que tendemos a someter las ideas en las que nos gustaría creer a un estándar de verificación mucho menos riguroso, si es que las comprobamos, que el que aplicamos a las ideas que preferiríamos descartar.

Este punto, por supuesto, se considera crucial en la formación de periodistas y ahí radica, en el fondo, la auténtica objetividad. Debería subrayarse también en cualquier ámbito educativo, porque me parece que en esto Sagan tenía razón: lo contrario lleva a reemplazar la razón por el sentimiento y, como consecuencia, a la superstición y a la oscuridad. Por eso, como suele decir Miguel-Anxo Murado en el máster de La Voz, la formación del espíritu crítico empieza por las propias convicciones e ideas. Si no, es falsa.

Claro que, para eso, hay que ser consciente de qué ideas se tienen, algo difícil, repiten algunos, cuando los estudiantes no han leído un libro en su vida. Cierto, aunque me preocupa más que muchos profesores tampoco leen ni un libro al año.