La izquierda contra la izquierda

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

03 jun 2023 . Actualizado a las 08:27 h.

Lo que se hace con precipitación raras veces sale bien. Lo sabemos desde nuestra infancia. Se puede ir deprisa, que en ocasiones es bueno, pero no precipitadamente, que es igual que actuar con atropello, atolondramiento o aturdimiento. Y ahí es donde se encuentra ahora mismo la izquierda de la izquierda de este país. En el apresuramiento y el aturdimiento.

Porque hace meses que se planteó la necesidad de concurrir unida a las urnas, pero los egos personales, las rivalidades y desafíos la llevaron a tener que ponerse ahora manos a la obra para, si es posible, unirse en cuestión de horas. El adelanto electoral de Sánchez les chafó la estrategia de dejar pasar el 28-M para poder negociar en la posición de fuerza que les iban a otorgar los resultados.

Pero no pudieron ser peores. Podemos se ha llevado el mayor correctivo de su vida y tampoco los apoyados por Yolanda Díaz salieron adelante. Así que la gallega se apresuró a registrar la marca Movimiento Sumar, un «movimiento ciudadano» que buscará integrar a «personas independientes y profesionales en la confluencia», para concurrir agrupados a la próxima cita electoral, sabedores todos, ellos y el resto del país, de que si juntos se antoja bastante complejo salir airosos, separados no existe opción alguna.

El problema es que, como era previsible, nada más ponerse a la labor de reunificar surgen los problemas. De todo tipo. De siglas, de vetos, de discrepancias, incapacidad para celebrar primarias, de reparto de recursos económicos, de distribución de puestos de salida, de protagonismo y hasta de desconfianza. Porque hay formaciones que entienden que Podemos, en vez de contribuir a ensanchar el espacio político, puede acabar restando.

Si este camino se hubiese iniciado hace meses, cuando se comenzó a hablar de él, habría tiempo más que suficiente para, con diplomacia y capacidad negociadora, ir superando los diferentes obstáculos. Pero, sin reponerse del batacazo del pasado domingo, con el miedo en el cuerpo y apremiados por el tiempo —el plazo para el registro de la coalición acaba el próximo viernes—, todo hace pensar que el resultado de las negociaciones dejarán unos acuerdos precipitados y sin cerrar.

Y eso porque no se quiso alcanzar acuerdos en su momento. Y las cosas pueden no ser como se espera. El hecho de no haber ido unidos al 28-M no dice nada bueno a favor, ni de unos, ni de otros. Si al menos el batacazo sirve como escarmiento, algo se habrá ganado. Aunque ya sabemos que aquí lo que se lleva es la izquierda contra la izquierda. Un clásico.