Resistentes a los antibióticos

María del Mar Tomás Carmona
María del Mar Tomás Carmona MÉDICO MICROBIÓLOGA DEL HOSPITAL A CORUÑA, INVESTIGADORA DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA (INIBIC) Y PORTAVOZ DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y MICROBIOLOGÍA CLÍNICA.

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

10 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La resistencia antimicrobiana es un problema de salud global que afecta tanto a la salud humana como animal presentando importantes implicaciones medioambientales y las relacionadas con el comercio y la economía mundial. En el año 2019, hubo 4,95 millones de muertes asociadas a bacterias resistentes a los antibióticos, con un coste anual de 1.500 millones de euros al año en la Unión Europea.

Tal y como se indica en el Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos (Pran), se estima que en 35 años podría causar 10 veces más muertes y gasto que en la actualidad. Por ello, es hora de actuar mediante la implementación de programas de salud y de I+D+i tanto a nivel nacional como europeo, controlando y vigilando el desarrollo de multirresistencias. En España, gracias a los programas de Optimización del uso de Antibiótico de la Agencia Española del Medicamento, se han desarrollado importantes avances, aunque se requiere la elaboración e implementación de planes y políticas de acción global en el ámbito de la salud humana, animal y del medio ambiente, con el objetivo de evitar o limitar el impacto de la resistencia antimicrobiana en la salud pública.

Recientemente, la OMS (Organización Mundial de la Salud) presentó su Agenda Global de Investigación 2030 para combatir la resistencia a los antibióticos. En dicha agenda se describen los temas de investigación prioritarios para abordar la resistencia en bacterias, hongos invasivos y tuberculosis. Se necesitan esfuerzos globales para abordar la desigualdad en el impacto de la resistencia a los antibióticos en las poblaciones, las cuales han sido limitadas por la falta de datos desglosados por edad, sexo, nivel socioeconómico y otros factores.

Para ello las indicaciones se centran en la resistencia a los antibióticos en el ser humano, especialmente respecto a las infecciones causadas por los patógenos bacterianos como Pseudomona aeruginosa, Enterobacterias, Staphylococcus aureus y Acinetobacter baumannii; hongos patógenos prioritarios y de importancia crítica para la resistencia a los antimicrobianos, y finalmente el Mycobacterium resistente a los medicamentos. Se analizan, en torno a 40 temas de interés, los cuales son prioritarios para luchar contra la resistencia antimicrobiana y/o antifúngica (incluyendo bacterias, hongos y tuberculosis) agrupados en tres líneas de investigación:

1. Prevención de la infección. Destacan medidas de control del agua, saneamiento e higiene, así como la inmunización.

2. Diagnóstico de la infección. Desarrollar y evaluar pruebas de diagnóstico rápidas en el punto de atención al paciente (incluidas las pruebas basadas en biomarcadores), así como investigar métodos fenotípicos y genotípicos de pruebas rápidas de susceptibilidad antimicrobiana y detección de resistencia (incluidas las pruebas basadas en panel múltiples y pruebas que utilizan tecnologías novedosas).

3. Tratamiento de la infección y cuidado. Innovar en combinaciones de antibióticos, y estrategias para optimizar la evaluación empírica y la terapia, así como potenciar el desarrollo de nuevas terapias anti-infecciosas con disponibilidad para adultos y niños.

En conclusión, se describe una agenda de investigación preferente para el estudio del problema de la resistencia a los antimicrobianos, la cual es fundamental para orientar a los responsables de gestión política y sanitaria, investigadores, financiadores, socios implementadores, la industria y la población.

Se generan nuevas evidencias para informar sobre el problema que se nos plantea. Es urgente poner en marcha políticas e intervenciones globales que permitan abordar el importante problema de la resistencia a los antibióticos.