Pues resulta que la derogación del sanchismo solo ha contado con 171 escaños. Guste o no guste, se piense lo que se piense sobre la figura y el modo de hacer las cosas de Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno ha salido bien parado de estas elecciones, tras las que se dibuja un escenario de incertidumbre, pero que perfectamente puede acabar, o con Sánchez recuncando en la Moncloa, si se produce el disparate de que Junts le apoye, o con una repetición de elecciones. Todo el protagonismo durante la campaña fue para Pedro Sánchez. Bien porque el PP decidió que su eslogan era derogar el sanchismo, bien porque el propio PSOE personalizó en él toda la campaña. Lo que está claro es que la capacidad de resiliencia, unida a un ego a prueba de bombas, le ha permitido afrontar este tipo de batalla, creer en la victoria hasta el final y alcanzarla, porque aunque no haya sido la lista que más diputados ha conseguido, sí es cierto que su resultado le permitirá mantener vivo su sueño de reeditar el ejecutivo Frankenstein en el que a trancas y barrancas consiguió salir adelante durante casi una legislatura completa. Igual al final tenía razón Feijoo cuando dijo que las elecciones se pueden perder por darlas por ganadas antes de tiempo o por darlas por perdidas. Sánchez nunca las dio por perdidas.
¿Y qué ha podido pasar para que fallasen las encuestas que le daban al Partido Popular más de 150 escaños? Es fácil pensar que al final Vox ha sido una compañía tóxica para la formación de Feijoo. Durante la campaña, los de Abascal han montado líos suficientes como para producir una movilización final de los electores socialistas que les han permitido evitar el desastre al que parecían abocados. Es probable que por esta razón Feijoo se haya quedado al final sin los votos que se presuponía que el PP iba a arañar al PSOE. Y esos votos han sido los que le han faltado para alcanzar las cifras deseadas. De hecho, la diferencia entre el PP y el PSOE, al final, ha sido de apenas 300.000.
¿Y cuál será la actitud de Núñez Feijoo a partir de ahora? Ayer lo dejó claro al reivindicar su derecho a formar un gobierno por ser el PP la lista más votada en las elecciones. Pero tendrá que torear con los rumores. Varias tertulias comenzaron a insinuar que su puesto estaría en entredicho y ya sacaron los nombres de Ayuso y Moreno. Pero obviamente los primeros pasos a observar serán los de Feijoo. Tiene ahora unos días por delante para estudiar este lío en el que ha quedado nuestro país.
Y, por último, tiene gracia (o tristeza) que la gobernabilidad de España vuelva a depender de lo que haya que pagar a Bildu, PNV, Esquerra y, en el colmo de los colmos, el Junts de Puigdemont. Todo un disparate, pero que, no hay que olvidar, es lo que ha salido de la voluntad popular.