La aceituna y el cambio climático

Pedro Armas
pedro armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Luis Tejido | EFE

03 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Preguntaba Miguel Hernández a los andaluces de Jaén, aceituneros altivos, quién levantó los olivos. Hoy nos preguntamos por qué el aceite tiene precios abusivos. El poeta cargaba contra los terratenientes. Ahora, los más progres nos dicen que es por el cambio climático, que niegan los más fachas. Una cosa es la radicalidad y otra la productividad. España, que produce la mitad del aceite de oliva mundial, en la última campaña ha cosechado la mitad de las anteriores. Aunque se haya bajado el IVA del 10 % al 5 %, el precio se ha multiplicado y lo va a seguir haciendo. 

Si falta petróleo, la culpa es de Arabia; si falta gas, de Rusia; si falta aceite, la culpa no es de España, sino del cambio climático. No se trata de negarlo, pero conviene desconfiar de la causa única. España consume un tercio de lo que produce y exporta el resto, por ejemplo, a Italia, donde gana valor añadido gracias a un mejor posicionamiento de marca en el mercado internacional. Sin embargo, España también importa aceite; unos para garantizar reservas, otros para especular con ellas. Este año apenas quedan existencias, porque algunos países mediterráneos también sufrieron sequía y limitaron la exportación.

El olivo resiste bien el calor, pero la falta de agua merma la producción de aceituna. Al margen de la variedad y la valoración sensorial, para obtener un litro de aceite virgen son necesarios tres o cuatro kilos de buenas aceitunas. El precio depende de múltiples factores. Un olivar puede ser extensivo o intensivo, de secano o de regadío, de llanura o de ladera, con más o menos mecanización. Uno de regadío puede ser comercial o tradicional. La cosecha se lleva a cabo con mano de obra familiar o con trabajadores contratados, más o menos expertos. La cooperativa suele tener su propia almazara. El agricultor cobra en razón del rendimiento y la calidad de sus aceitunas. El precio de fertilizantes y herbicidas no ha dejado de subir. La electricidad y el combustible han encarecido cada proceso (molienda, transporte...). Justificar el alto precio solo por el cambio climático es reduccionista. Montar una procesión en Jaén pidiendo lluvia para el olivar, surrealista.