Junqueras, selección

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

20 sep 2023 . Actualizado a las 13:38 h.

Sí, la vida es una tómbola. Un día das con las generosas carnes que rodean tus huesos en la cárcel, al siguiente te indulta el Gobierno porque, bueno, eres un buen chico que, en fin, has sido víctima de una mala decisión, y al otro te plantas ante el Congreso no como un turista accidental, un visitante, alguien que se aburría en casa, sino como se presentaría el dueño de la finca, de su continente y de su contenido, de sus seis columnas de estilo corintio, de su frontón triangular decorado por un bajorrelieve que representa a España abrazando la Constitución. Sí, te presentas ante el Congreso y te metes las manos en los bolsillos como haría un terrateniente, rumiando todo esto que ven es mío y si acaso un poco de Carles Puigdemont, y claro que lo volveremos a hacer, y es obvio que no pediremos perdón, y desde luego que la amnistía está pactada. Y dejas esa extraña, incómoda, inquietante sensación de que si tensas la cuerda, Oriol Junqueras, puedes acabar dirigiendo hasta la selección española de fútbol.