Miopía infantil: cómo enfocar con éxito el curso escolar

Francisco Gómez-Ulla de Irazazábal DIRECTOR MÉDICO DEL INSTITUTO OFTALMOLÓGICO GÓMEZ-ULLA. CATEDRÁTICO DE OFTALMOLOGÍA

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

28 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La vuelta a las aulas plantea desafíos adicionales para los estudiantes con miopía, cuya prevalencia está aumentando en todo el mundo, y también en hijos de padres miopes. Actualmente, el 30 % de la población mundial es miope y en el 2050 alcanzará el 5 0%. Además, se estima que seis de cada diez jóvenes son miopes, lo que supone más de la mitad de los menores en edad escolar, y afecta en mayor proporción a las mujeres. Por ello, la atención a la salud visual de los estudiantes es fundamental para un regreso exitoso a las aulas.

La miopía es un trastorno ocular, generalmente producido por un ojo algo más grande de lo normal, que permite ver con claridad objetos cercanos, pero provoca borrosidad en objetos distantes. En el caso de los menores de edad, la miopía puede empezar a desarrollarse en la infancia temprana y progresar durante la adolescencia. A medida que la miopía aumenta, también se incrementa el riesgo de complicaciones oculares graves en la edad adulta, como el desprendimiento de retina, el glaucoma y la catarata.

Uno de los factores que se cree que contribuyen al aumento de la miopía infantil es la falta de actividad al aire libre. Se aconseja, para ayudar a prevenirla o reducirla, al menos dos horas diarias de exposición a la luz solar tanto en niños miopes como también en los hijos de padres con miopía. Por lo tanto es importante fomentar en los niños el juego al aire libre.

También se ha comprobado que el trabajo cercano a menos de 20 centímetros, leer con poca luz, especialmente de noche, el uso de teléfonos inteligentes y tabletas portátiles son factores de riesgo para la progresión de la miopía. Es evidente que no podemos poner impedimentos a las tareas cercanas en la educación infantil, pero sí por lo menos intentar que estas tareas se realicen a una distancia mayor de los ojos y con más luz, especialmente al leer de noche en la cama.

Además de las medidas preventivas, existen diversos tratamientos disponibles para controlar la progresión de la miopía en niños. Uno de los enfoques más efectivos es el uso diario de gotas oculares con atropina de baja concentración, que han demostrado ser eficaces para reducir el avance de la miopía en niños.

Aunque no conocemos exactamente el mecanismo por el cual la atropina produce este efecto, se piensa que actúa inhibiendo el adelgazamiento o estiramiento de la esclerótica y, por tanto, de la retina, reduciendo el crecimiento del ojo miope.

Asimismo, existen lentes de contacto diseñadas específicamente para controlar este defecto refractivo, como las lentes multifocales, que mejoran la visión tanto de cerca como de lejos al mismo tiempo, pudiendo ser efectivas para ralentizar la progresión de la miopía en niños.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha definido la miopía como una pandemia, debido a que la considera «uno de los grandes problemas de salud pública». Dada esta preocupante situación, los expertos incidimos en la importancia de concienciar sobre la relevancia que podría tener en la sociedad la detección precoz de esta enfermedad relacionada con la salud de la visión. Actualmente tenemos el conocimiento suficiente que hace razonable que pongamos en marcha medidas preventivas de la miopía infantil. Las revisiones y los tratamientos son, junto a hábitos saludables, las mejores medidas para enfocar con éxito el curso escolar.