El corazón helado

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

RONALD WITTEK | EFE

25 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue Antonio Machado quien escribió en Campos de Castilla el celebre poema que dice «españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón». Quizás esta estrofa sea la mas recordada de la popular poesía, y está de actualidad cuando se plantea la aprobación de una ley de amnistía que rehabilite a los secesionistas, condenados y exiliados del movimiento independentista catalán. Ley auspiciada por el partido gobernante y sus aliados.

Media España declarada constitucionalista rechaza la fórmula pactada por el presidente Sánchez para instalarse en el poder otros cuatro años sumando escaños de partidos que pretenden la segregación del Estado español. Es un resumen simplificado del estado de la cuestión, que nos conduce a ese orteguiano país invertebrado que no se instala en una división a dos, sino que hay numerosas, muchas Españas, que emergen del diseño del Estado autonómico, y en gran medida el origen de estos males está en el secesionismo catalán y su mímesis del País Vasco. Conviene recordar que tanto el PNV como la formación del prófugo Puigdemont, surgida de Convergencia y Unió, son partidos políticos de derechas que han vendido su voto a los socialistas y a su apéndice Sumar.

Así expuesta, es una tesis un tanto reduccionista contada para que se entienda con pedagogía de taberna o mostrador, como si quien estuviera exponiendo el relato argumentara al estilo Patxi Vázquez, de la escuela de oratoria manca finezza.

La España ilustrada, la informada, que se ubica al lado de la ley y sigue el único catón interpretativo de los tres poderes canónicos, que reside en la Constitución del setenta y ocho, discrepa de este procedimiento falaz y torticero.

Estamos en un mal momento que nos obstinamos en agigantar y tenemos helado el corazón. Miramos de soslayo cierta forma de interpretar el apocalipsis, sembramos miedos atávicos, contamos en versiones antagónicas la participación en manifestaciones democráticas, con el y tú más como baremo, jaleamos las carcajadas compulsivas del presidente del Gobierno en sede parlamentaria, e insistimos en echarnos a la calle cuando decidimos que es hora de «pasearnos a cuerpo».

Y es el momento de mantener la calma, como en aquel eslogan británico que recomendaba al comienzo de la segunda gran guerra: «Keep calm and carry on».

Estoy seguro que así no tendremos el corazón helado. Ni tan siquiera «partío», como en la balada de Alejandro Sanz, que se pregunta «quién llenará de primaveras este enero… ya lo ves, que no hay dos sin tres».