Volverse creyente en el otro lado

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

Movistar+

17 dic 2023 . Actualizado a las 21:43 h.

El hastío se había vuelto perenne en esa franquicia grimosa que repite hasta la naúsea tópicos sobre costumbres y procedencias. Fue ahí, en la planicie inmensa de ese catalán moderno que interpretaba, cuando se fue desvaneciendo, como un espejismo acalorado, la poca fe a la que todavía me aferraba. Hasta que se abrió la puerta del piso asfixiante de un barrio obrero de Barcelona. Hasta que hubo que cruzar para ser testigo de lo que estaba ocurriendo en El Otro Lado.

Nacho Nieto es un pobre diablo que a duras penas se mantiene vivo hasta que aparece, envuelto en el humo del tabaco rubio, el espectro de un doctor Estrada con reminiscencias de Jiménez del Oso que no ha podido avanzar hacia la luz que se cuela en el fondo de una cinta de VHS. De aquellos polvos de los programas de misterio de los 90, estos lodos de una Nueva Era de pseudoperiodismo que tan bien encarna Nacho Vigalondo.

El arco se ensancha poco a poco, al mismo ritmo que los sucesos paranormales se tornan de lo más cotidiano: te asustas y te ríes a partes iguales. Te arranca ternura, comprensión, desprecio, rabia, derrotismo, resiliencia y una reflexión sobre los vínculos, sobre qué es la verdad y qué la honestidad. Sobre a qué precio se vende el amor propio. Lo reconozco. Me he vuelto creyente de Berto Romero.