Los efectos del plástico en la fertilidad masculina
OPINIÓN
Los ftalatos y bisfenoles, moléculas presentes en los objetos básicos de consumo diario, como, por ejemplo, los envases de los alimentos, y de otros productos como cremas y geles, tienen una incidencia directa en la fertilidad masculina. Los últimos informes y estudios al respecto profundizan en esta realidad.
Uno de los más recientes es el publicado en la revista Human Reproduction Update. Arroja datos de interés entre los profesionales de la reproducción asistida y, cómo no, entre la población. Sus datos, basados en una serie comparativa que se inicia en 1973, hablan de un descenso en la cantidad total de espermatozoides por eyaculación de 335,7 millones en dicho año a 126,6 millones en 2018. Si nos centramos en el mililitro de semen, la disminución va de 101 a 49 millones.
De todo ello se deduce que la cantidad de espermatozoides se ha reducido a la mitad en el último medio siglo. Pero no se trata solo de cantidad, sino también de calidad, porque para lograr el éxito en fertilidad se valora la motilidad, esto es, la capacidad del espermatozoide de moverse rápido y en línea recta en la carrera para fecundar el óvulo.
Motilidad, cantidad y calidad, estos tres parámetros básicos de referencia han empeorado en los últimos años. Las causas se asocian al estilo de vida, sobre todo a los siempre citados consumo de tabaco y alcohol, pero a tenor de los estudios antes referidos no podemos olvidar el contacto con los plásticos, omnipresentes en nuestras vidas.
Según otro estudio, esta vez de procedencia nacional, el del informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, son más de 2.000 los contaminantes nocivos presentes en el esperma de hombres sanos. Aunque la muestra es pequeña (tan solo diez varones), y está reducida geográficamente —se ha realizado solo en Tarragona—, pone sobre la pista de uno de los grandes problemas de la fertilidad masculina y anima a profundizar en el estudio.
Así, en el semen de diez varones catalanes se encontraron 21 compuestos químicos de diferentes familias, entre ellos los citados anteriormente. La manera de contaminar el material reproductivo es a través de los alimentos, el agua, geles, jabones y otros productos de aplicación tóxica, mediante un contacto diario y reiterado en el tiempo. Es decir, lo que se conoce como sobreexposición.
¿Podemos reducir nuestro contacto diario con ftalatos, bisfenoles y otras sustancias nocivas de manera que se reduzca el riesgo de infertilidad? Dado el empleo de estos elementos en los productos de consumo diario, resulta difícil. Lo que sí se puede hacer es acudir a la consulta del andrólogo si este contacto es obligado por motivos laborales o si sospechamos que existe un problema en la pareja para tener descendencia. Siempre recomendamos el estudio en paralelo de fertilidad de la pareja.
Las causas de la infertilidad masculina se pueden estudiar y tratar y la calidad del semen se puede recuperar. Nuestra recomendación es preparar al varón con un tratamiento antioxidante antes de iniciar la fecundación in vitro o la inseminación artificial. La suplementación con omega 3, coenzima Q10, cúrcuma, selenio, zinc y otros minerales, se pauta para intentar reducir la fragmentación espermática e intentar mejorar la calidad del semen y así tratar de aumentar el éxito de los tratamientos.
Todo ello siempre después de analizar la calidad del semen mediante un seminograma y un estudio de la capacitación espermática. Con las pruebas en la mano, y teniendo en cuenta otros factores como la edad del hombre, se podrán revertir procesos oxidativos del semen, además de lograr el objetivo de ser padre.