Incontestable victoria de Alfonso Rueda. Los votos le han dado la razón y ha sido, sin duda, el gran triunfador del 18F. Contra viento y marea, con la sombra de Feijoo acompañándolo, con una estrategia de campaña criticada y un ejército (especialmente de fuera de Galicia) que se dedicó continuamente a airear que iba a haber cambio y que Ana Pontón sería la primera presidenta de la Xunta. Y tanto ruido hizo la izquierda que incluso dentro de las propias filas populares se sembró la duda sobre el resultado final. Rueda y su equipo se han elevado por encima de todo el catastrofismo que nos vendieron y ha logrado su primera mayoría absoluta. Ya no es el heredero de Feijoo (otro gran triunfador de la noche). Es el presidente electo de Galicia.
El segundo nombre del día es el de Ana Pontón. Si atendemos a las expectativas que llegaron a imponerse ellos mismos, la líder del BNG habría fracasado, porque no alcanzó el trono de la política gallega. Pero nada más lejos de la realidad. Pontón ha protagonizado una gran campaña. Intentó camuflar los puntos controvertidos del Bloque, es decir, pretendió aparentar que se trataba de un partido transversal y soterró los temas identitarios como si eso fuera posible hasta el punto de ganar la Xunta. Pontón ganó, pero perdió y ahora viene la pregunta sobre su futuro. Si decide seguir, está en una inmejorable posición de salida para disputar la mayoría al PP. Quizá en el 2028, al PP no le sea suficiente con lo hecho ahora, pero también hay que tener en cuenta que, para entonces, Alfonso Rueda habrá tenido cuatro años más para seguir construyendo su perfil político.
¿Y el PSdeG? Una catástrofe. Ha pagado años de inestabilidad y el poco tiempo que ha tenido Besteiro para presentarse ante la sociedad como un candidato a algo. El resultado de los socialistas es una mala noticia para la política gallega, habiendo dejado escapar miles y miles de votos hacia un partido nacionalista. Pero si el resultado ha sido especialmente malo ha sido para Pedro Sánchez, sin olvidarnos del cero que se ha llevado Yolanda Díaz en Sumar. Siempre dio la sensación de que Sánchez se conformaba con que el PP perdiera la Xunta y le daba un poco igual que su partido se desintegrase. A este paso dará la razón a los que piensan que el presidente del Gobierno se está manteniendo en el cargo a costa de despedazar su partido.
Y, por último, un par de apuntes. Además del cero de Sumar tenemos otro de Vox. La ultraderecha, en Galicia, no entra, pero le robó más de treinta mil votos al PP. En el otro extremo, irrelevancia absoluta de Podemos, que apenas obtuvo un 0,26 % de los votos.