El último informe PISA constataba unos nefastos resultados de los escolares españoles en matemáticas y lectura. A mí me quedó claro durante la campaña, al escuchar a los alumnos Sánchez y Besteiro afirmar que «la quita de la deuda autonómica será beneficiosa para todas las comunidades por igual». Se referían al compromiso del Gobierno de condonar el 20 % de la cantidad que Cataluña debe a la Administración General del Estado, pactado con ERC como parte del acuerdo de investidura y que se haría extensivo a todas las regiones. Pero claro, no es lo mismo el 20 % de los 73.110 millones que debe la Generalitat que el 20 % de los 2.579 que adeuda Galicia. Significa que a una le perdonan 15.000 millones y a la otra 515. Significa que a Cataluña le dan casi 14.500 millones más que a Galicia. O 14.800 más que a Asturias. O 14.600 más que a Castilla y León. O 10.000 más que a Andalucía. Y aún dicen que no había que españolizar la campaña, como si lo que se presupuesta en Madrid no afectase a este lado de Pedrafita. En las matemáticas «por igual» de Pedro Sánchez y de su candidato a la Xunta, gastar más, gestionar peor las cuentas públicas y ser el mayor moroso del Estado tiene premio. ¡Y qué premio!
Los socialistas también suspenden en aritmética parlamentaria. Siguen pensando que ganaron las elecciones del 23 de julio y que Feijoo fue «el perdedor», pese a que les sacó 16 diputados de ventaja y el PP recuperó nada menos que 48 escaños. Confunden vencer en las urnas con alcanzar la presidencia al precio que sea —¡y qué precio!—. Según esa lectura, pese a la debacle del domingo pasado, Sánchez debe estar supercontento, pues mantiene su objetivo de permanecer en la Moncloa. Ya puede desmoronarse el PSOE —no solo en Galicia, en las autonómicas y municipales del 2023 perdió casi todo su poder territorial— que yo sigo en mi palacio.
También les vendría bien repasar las cifras a los nacionalistas del BNG: alcanzar el 31,57 % de los sufragios ha sido, sin duda, un éxito; pero supone que el independentismo no convence ni a la tercera parte de los votantes gallegos, aunque se presente maquillado. Galicia rechaza los separatismos y Alfonso Rueda no pudo expresarlo mejor: «Nos sentimos orgullosos de ser gallegos y de ser españoles».