Español por la mañana y sueco por la noche
Son numerosas las discusiones sobre los usos y costumbres de la tarde-noche española, obviando hablar de madrugar y del astro rey. Vaya por delante, en esta reflexión, que el meridiano de Greenwich pasa por el noreste de la península ibérica y en dirección norte va directo al Reino Unido, lo que indica que nuestro uso horario debería ser el mismo que el de los ingleses o portugueses, una hora menos en el reloj. La historia detrás de este primer desajuste nos dice que tenemos el mismo huso horario que Alemania porque el Caudillo así lo quiso, pero los campesinos de la época, que no tenían reloj de pulsera, siguieron guiándose por el sol y lo hacían todo «una hora más tarde». ¿Encaja ya que comamos una hora más tarde que un francés?
Mientras en el campo se mantuvo esa hora de desfase, en el tardofranquismo e inicios de la democracia en nuestras ciudades proliferaba el pluriempleo (jornadas maratonianas para sacar a la familia y el país adelante tras una guerra civil y una larga dictadura), llegando tarde a cenar después de haber madrugado, pero cenando en familia. A la hora de desfase a mediodía sumémosle otra hora en la cena y tenemos ya el horario español.
Un sueco o un noruego no pueden ir a ningún sitio al salir de trabajar porque su clima lo impide casi todo el año, pero en el país del sol y playa sí podemos hacerlo, y vaya si lo hacemos...
Dicho todo esto, necesitamos que se respeten los derechos de los empleados, que los sueldos sean dignos y que todo el mundo pueda disfrutar el ocio respetando el derecho al descanso de los demás; pero no limitar horarios y forzar cambios de usos y costumbres de uno de los mejores países del mundo para vivir. Roberto García Fernández. Moeche.
Este Gobierno nos arruina
Fui profesor de Política Económica y me preocupa ver ir a peor nuestro país cada año. El PIB per cápita en el 2023 fue de 30.320 euros, que nos sitúa en el puesto 15 de los países europeos. Por detrás de todos los de Europa occidental, salvo Grecia y Portugal. Desde el 2018, (primeros Presupuestos de Sánchez) hasta final del 2023, en los países de Europa occidental el PIB per cápita creció más del 20 %, y hasta un 40 % en Irlanda por su buena fiscalidad con las empresas. En España creció un 17 %, pero nuestro IPC en ese período subió un 19 % y nuestra capacidad económica es menor que en el 2018 —según Eurostat, un 5,5% menos.— Los impuestos se llevan el 39% del sueldo, más los impuestos indirectos (IVA, IBI, etcétera), que anuncian que van a subirlos. Uno de cada cuatro españoles está en riesgo de pobreza o exclusión social, muy por encima de los vecinos europeos. La deuda pública es el 110 % del PIB nacional, cuando la Comisión Europea pide que el máximo sea el 60 %. Desde el 2018, todos los Presupuestos del Estado y de las comunidades se han elaborado con déficit (se comprende en el año de la pandemia). Cualquier empresa o familia que todos los años gasta más de lo que ingresa, quiebra y se arruina. Sánchez está dejando a la próxima generación una pésima e injusta herencia. La causa es el derroche del dinero público, que no es suyo, sino de todos los ciudadanos. El Gobierno es solo administrador. Vicente Villanueva.