Por mucho que Kate Middleton sea el chivo expiatorio de la famosa foto manipulada, a nadie se le ocurre pensar que colgó esa imagen en las cuentas oficiales sin consultar con nadie para darle una sorpresita a la gente
20 mar 2024 . Actualizado a las 16:53 h.La casa real británica tiene una vía de agua. Es difícil navegar entre los principios fundamentales de Isabel II. «Tengo que ser vista para ser creída». «Nunca te quejes, nunca des explicaciones». Modernizar la monarquía es tan delicado como agarrar un pajarillo entre los dedos. Porque tiene mucho de contradicción. Y siempre puedes quedarte corto o casarte.
Los monarcas de hoy se dedican a juegos de equilibrios intentando garantizar la supervivencia de la institución. Se supone que un batallón de expertos supervisa cada movimiento. O se suponía. Porque, por mucho que Kate Middleton sea el chivo expiatorio de la famosa foto manipulada, a nadie se le ocurre pensar que la princesa colgó esa imagen en las cuentas oficiales sin consultar con nadie para darle una sorpresita a la gente. Será por secretarios personales y asesores… Pero es cierto también que, en los últimos tiempos, con las redes sociales y las herramientas de edición de imagen disponibles para todos, se ha puesto de moda el «hazlo tú mismo» en cuestión de comunicación.
Ese supuesto trato directo entre la fuente y el ciudadano sin molestos intermediarios o filtros, salvo los que usa uno mismo para borrar esas patas de gallo. Audacias que en no pocos casos acaban siendo un «tira, que libras». Coincide que los Windsor, como ya hicieron con Diana, han vuelto a lanzar a los leones a su personaje más popular entre los ingleses. Sapos para la princesa.
Otra vez, no queda muy bien parado el heredero. Aligera su agenda mientras su padre recibe tratamiento y deja que su mujer cargue con el muerto de la foto. Si está desbordado, esto es solo el principio del cuento.