Barra libre para la compra de armas
La industria de las armas o de la «defensa», como les gusta llamarla ahora, está en primer plano. Europa ya no está en la onda de crear espacios de paz en el mundo, sino que ahora destina 1.500 millones de euros al complejo militar industrial. ¿Qué les ha pasado a los finlandeses y a estos pueblos nórdicos, que eran aparentemente conocidos por sus modelos educativos y de pacifismo? ¿Acaso les parece mejor migrar hacia la barbarie vikinga, con espada incluida? Sí, parece que estos pueblos han decidido unirse a una organización belicista, en lugar de luchar para crear condiciones de protección de los pueblos y de concordia.
Claro, nos dirán que todo se hace por la «seguridad de Europa». Nada más falso, pues al entrar en una carrera armamentista ya comienzas a poner en peligro a las poblaciones desde el minuto uno. Europa no tiene fondo, lo ha perdido, y sus gentes están idiotizadas con las tecnologías de la comunicación y no discuten la realidad que se les presenta cada día. Se ha eliminado el pensamiento crítico y objetivo, las personas no piensan y, cuando lo hacen, piensan mal o creen lo que les llega por las pantallas.
Así que las empresas de armas de Europa están de fiesta y les ha dado un subidón. Tienen mucho interés en «defender» a los ucranianos, pero ningún motivo para ayudar a los palestinos. Esto solo trae problemas. Pareciera que quieren atajar las crisis fabricando más armas, más guerras... Y los pueblos son los que siempre salen perdiendo de estas. Veremos a ver a dónde llega toda esta producción dantesca. Jesús Antonio Fernández Olmedo.
Estrategia rentable
Si haber concedido excesivos privilegios a Cataluña, aun habiendo creado mucha crispación nacional, no ha costado al PSOE una excesiva pérdida de votos en el resto de España, pero sí le da una nueva victoria sobre el independentismo en las próximas elecciones catalanas, que le permita compensar el fracaso gallego y truncar el regreso triunfal de Puigdemont, relegándolo a una posición segura donde su ego continúe en un pedestal pero su agitación espiritual personal no amenace ya la paz social nacional, la estrategia le habrá resultado tremendamente rentable a Pedro Sánchez. Luis Cabaneiro Santomé. Lugo.
Violencia contra las mujeres
Parece increíble: 40 millones de niñas y mujeres son abusadas y violadas cada año en el mundo. ¿Que nos está pasando?
Las mujeres, en pleno siglo XXI, aún tienen que demostrar su valía, mientras que a los hombres se les presupone. Más mujeres mueren a manos de sus parejas o sus maridos, a pesar de haber presentado denuncias por malos tratos o violencia machista. Cierto es que la sociedad avanza y evoluciona muy lentamente, pero hay cuestiones que deberían atajarse de raíz. La violencia de género es una de ellas y todos somos responsables.
Las diferentes administraciones públicas no se cansan de sugerir a las mujeres que no dejen de denunciar por miedo y que piensen que la justicia estará de su parte. El problema es que muchas mujeres, siguen viviendo con miedo, desprotegidas por la propia familia y sus más allegados, mientras sus verdugos siguen haciendo vida normal y presumiendo de sus actos violentos.
Lo sucedido estos días en Ribeira ha puesto de manifiesto de que algo continúa fallando. Una joven vilmente asesinada, a manos de su ex pareja, nos debe hacer reflexionar sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, sobre la vulnerabilidad y la dependencia emocional de muchas mujeres hacia sus maltratadores. La falta de ayudas y de una atención integral hacia esas mujeres para romper cualquier tipo de vínculo con esos verdugos. José Manuel Pena. Ribeira.
Cultura del esfuerzo
Escuchamos hablar a muchos políticos de la cultura del esfuerzo. El uso y abuso de esa expresión son una muestra de la distancia y desconocimiento de cierta clase política sobre la gente a la que gobiernan, porque lo que llaman la cultura del esfuerzo es la vida de la inmensa mayoría de la gente. Exceptuando la élite económica, todos tenemos lo que conseguimos con nuestro esfuerzo, dentro de nuestras posibilidades. Y no lo llamamos cultura del esfuerzo, lo llamamos simplemente la vida. Es la vida que conocemos. Por eso me molesta que me digan, con cierto tono de regañina, que hay que fomentar la cultura del esfuerzo. Y lo dice precisamente quien no la ha vivido, quién disfruta de una posición privilegiada. José Emilio López Casal. Ferrol.