Iglesia e inclusividad
Inclusividad. Es un concepto que se repite desde hace ya unos cuantos años. Pero, ¿qué significado tiene exactamente? La inclusividad laboral es un avance social que denota un nivel de desarrollo importante, más igualitario, donde se respetan en su totalidad los derechos de los ciudadanos. Se supone que la función pública tiene un papel necesario en este sentido: promover y asegurar la igualdad de oportunidades de todos. Mi pregunta es: ¿es la Iglesia inclusiva? La respuesta claramente es no. ¿Cuál es el papel de la mujer en la Iglesia? O, mejor dicho, ¿tienen las mujeres las mismas oportunidades laborales que los hombres en el seno de la Iglesia? La respuesta es obvia. Es más, es todo lo contrario.
Aquí se discute mucho sobre la igualdad de hombres y mujeres, de hecho es un asunto fundamental que afecta a nuestros derechos y es determinante en el curso de la historia. Es evidente que la igualdad no es completa aún hoy, las mujeres seguimos estando en clara desventaja, sin mencionar a otros colectivos; y no solo en el plano laboral. Pero, ¿qué pasa con la Iglesia? ¿No debería apostar por la inclusividad, modernizarse, y, por ende, ser más igualitaria? ¿Cuál es el papel del Estado en la supervisión de esta inclusión de la mujer para acceder a puestos de responsabilidad dentro de la misma? ¿Dónde está ahí la protección jurídica de los derechos de la mujer?
La Iglesia debe avanzar hacia la igualdad, ¿o acaso no recibe subvenciones y apoyos del Estado (fondos de origen inclusivo que pagamos todos y todas), de un Estado democrático que aboga por la igualdad total entre hombres y mujeres? La reforma interna de la Iglesia es absolutamente necesaria, porque no avanza a la misma velocidad que la sociedad en lo que a derechos y oportunidades se refiere. Está obsoleta. Alicia Carro. Ames.
A vinganza sen fin
O que está acontecendo na franxa de Gaza racha a meirande parte dos moldes dunha confrontación entre pobos acontecida ao longo da historia. Enroscado nunha vinganza sen fin, Israel busca non só expulsar ao pobo palestino das súas terras, se non incluso o seu exterminio levado por calquera tipo de medio: bombardeo de poboación civil, fame negra, morte por desnutrición de nenos…
Israel ten todo o dereito de defender as súas xentes. De defender a historia do holocausto. Pero tamén ten toda obriga de respectar as normas internacionais sobre o conflito palestino e tratar de buscar outras solucións, a través da comunidade internacional, para tratar de rematar dunha vez por todas co problema dunha forma xusta para ambas partes. Un problema sobre que o seu maior aliado, os EE.UU., pasa de puntillas aportando tan só boas palabras. Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro.