La mayoría de las pilas y baterías que se usan para mantener en funcionamiento los aparatos electrónicos son electroquímicas, es decir, generan electricidad por medio de reacciones químicas de oxidación-reducción, en las cuales el intercambio de electrones se realiza a través de un cable conductor (corriente eléctrica). Las baterías son reversibles cuando, al descargarse, se pueden volver a cargar. Las pilas y baterías son esenciales para la civilización actual. Si desapareciesen, dejarían de funcionar todos los aparatos electrónicos mencionados al principio, que son imprescindibles en nuestro tiempo.
Una empresa china ha desarrollado una batería de energía atómica, capaz de generar electricidad de forma estable (0,1 MW de potencia y 3 V de tensión) y autónoma sin necesidad de mantenimiento.
En la pila atómica se genera corriente eléctrica a través de un proceso de desintegración radiactiva. En este caso, la fuente radiactiva es el níquel-63, un isótopo radiactivo artificial emisor beta negativo (emite electrones, que forman la corriente eléctrica) El níquel-63, al desintegrarse, se convierte en cobre-63, un isótopo del cobre no radiactivo. Una carcasa fina de aluminio es suficiente para detener la radiación beta y asegurar la estanqueidad de la pila atómica.
En las pilas atómicas podría estar la solución a las carencias de las electroquímicas.