Pedro, ¿qué pasó?

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

Jon Nazca | REUTERS

01 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay algo que no encaja en Todo Esto. En el Todo Esto que Sánchez montó el miércoles cuando activó el modo pause. El pause se activa en medio de la deslumbrante serie sobre Asunta, por ejemplo, cuando Javier Gutiérrez, haciendo de Taín mejor que Taín, está en el interrogatorio y reclina su displicencia. Se activa el pause para hacerte la cena, para darte una ducha, para hablar con tu novio, para dejar a tu jefe, para hacer la mudanza o el testamento, para pedir la eutanasia, yo que sé, para asuntos vitales, pero no activas el modo pause para quedarte en el sofá y esperar que pasen cinco minutos por esperar y seguir con la serie de Asunta, justo cuando Gutiérrez reclina la displicencia de Taín o Candela Peña se atraganta en las babas de Rosario. O sea, no se puede activar el modo pause por activarlo, porque lo que parece es que, justo cuando se apela al periodismo frente al pseudoperiodismo, ante lo que nos encontramos es ante una exclusiva en diferido, un relato de la verdad que hoy no tenemos pero que tendremos y que más que una cuestión de periodistas será una cuestión de historiadores.

Se apela a Sánchez como el único guionista al que admiraría Aaron Sorkin, pero su virtud como creador no está en lo giros de guion a los que se ha apelado estos días, a esa intuición para el cliffhanger que nos tiene a todos locos. Yo creo que lo que hoy guarda es un secreto, un je ne se qua en sentido estricto, porque en su comparecencia del lunes en Moncloa faltaba algo, faltaba un final, una lógica narrativa, un mapa de tramas como sabemos después de haber consumido todas las temporadas de El ala oeste, de Borgen, de House of Cards y Vaya semanita y saber de qué pasta están hechos todos ellos. Sánchez, Pedro Sánchez, aquí hay algo más. Me lo dice el guionista.