Los peligros de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial (IA) promete revolucionar industrias y mejorar la vida cotidiana, pero también conlleva peligros significativos que no podemos pasar por alto. Uno de los riesgos más evidentes es el desplazamiento masivo de empleos. La automatización de tareas podría dejar a millones de personas sin trabajo, agravando la desigualdad económica y social.
Otro peligro crucial es la perpetuación de sesgos y discriminación algorítmica. Los algoritmos de IA, al aprender de datos históricos, pueden amplificar prejuicios existentes, resultando en decisiones injustas en contratación, préstamos y justicia penal. La privacidad también está en riesgo, ya que la IA facilita la vigilancia masiva por parte de gobiernos y empresas, erosionando libertades personales y fomentando un estado de monitoreo constante.
Además, la IA autónoma en el ámbito militar presenta amenazas existenciales, con sistemas que pueden tomar decisiones sin intervención humana, aumentando el riesgo de fallos catastróficos y conflictos. La capacidad de la IA para crear desinformación sofisticada, como los deepfakes, puede manipular la opinión pública y socavar la confianza en las instituciones democráticas.
Para mitigar estos riesgos, es crucial desarrollar marcos éticos y regulaciones adecuadas. Solo mediante la colaboración global podremos asegurar que la IA se utilice de manera beneficiosa y segura para la sociedad. Javier Rodríguez Herrera.
Un trágico error
La escenografía israelí roza lo grotesco, es la más hermosa de las acepciones que se me antojan. Ahora resulta que bombardear una zona segura de Rafah fue «un trágico error». Esto exculpa de tal acepción todas las demás escabechinas perpetradas por el ejército israelí para las que no ha vertido disculpa alguna. Ejército heredero de la organización terrorista Haganá, con la que el todavía entonces inexistente Estado de Israel hostigaba en 1946 a aquel protectorado británico, en aras de su reconocimiento como Estado independiente. Entiendo, en consecuencia, que el régimen de Netanyahu da por válidos los bombardeos de los hospitales, de los centros de Naciones Unidas, de los campamentos de refugiados, de los convoyes de ONG; los desplazamientos masivos de la población; la privación de los servicios básicos y la condena a la hambruna de los más débiles. Enrique López de Turíso. Vitoria.
Superliga y ética
Mucho se habla de la Superliga europea de fútbol que desean crear los clubes más poderosos del continente. Si la actual Champions ya posee unos valores totalmente contrarios a lo que es la esencia del fútbol, donde predomina el negocio en vez del deporte, pues imagínense la creación de esta Superliga, donde solo tendrían cabida los clubes ricos. La creación de esta competición no es ética, va contra la moralidad del deporte y es un atraso en la formación de los jóvenes deportistas. José Antonio Ávila López. Rubí (Barcelona).
Complemento de régimen
Hace unos días me pidieron que explicara cómo se analizaban las oraciones simples a un alumno de 2º de la ESO. Elías llegó a mi casa pertrechado con varios libros de texto y un ordenador, en donde tenía desplegadas 120 oraciones de todo tipo, ya analizadas. Este exceso de información produce una sobresaturación en el alumnado. Así que empecé explicándole lo más básico: buscar el verbo en cada oración y hacerle preguntas. ¿Quién, qué o qué cosa, a quién o para quién, dónde, cuándo, cómo? Las contestaciones nos guiarían para encontrar el sujeto, el complemento directo, el indirecto y los complementos circunstanciales. Lo cogió enseguida. Y fue descubriendo oraciones transitivas, intransitivas, etcétera.
Todo iba enfilado hasta que nos topamos con el complemento de régimen. Yo lo relacioné con la etapa franquista y Elías sabía que régimen es sinónimo de dieta. ¡Estuve cuarenta años dando clase en Primaria y no sé lo que es! Buscamos tutoriales de internet pero nos liaron más. Al parecer lleva preposición y va con verbos tales como atreverse, arrepentirse, burlarse, confiarse… Acabé por recomendarle a Elías que utilizara el método infalible de encontrarlo por eliminación de todos los demás complementos. Me pregunto qué pensaría mi viejo profesor, aquel que me enseñó los análisis sintácticos hoy obsoletos. Lo imagino exclamando: «¡Pero si son los mismos perros con distintos collares!». Carmiña Vilariño. Teixeiro.