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Esta es la duda que nos planteamos. El ser humano es contradictorio. Una parte, motivada al parecer por ideologías extremas —siempre con una orientación determinada— suele oponerse por sistema a cualquier planteamiento industrial, sea el que fuere, prescindiendo de los razonamientos basados en el buen sentido común (cualidad que se nos presupone a nosotros, los gallegos), en la lógica y en el conocimiento técnico, la investigación científica y el aprovechamiento correcto y adecuado de nuestros recursos naturales.
En la otra parte están quienes, con las consideraciones mencionadas, piensan en el también adecuado desarrollo industrial como motor imprescindible para la mejoría de la vida de nuestros semejantes. Ambas posturas son antagónicas y se perciben cada vez con más intensidad (y preocupación) en Galicia.
Uno entiende que, gracias a los conocimientos científicos y técnicos actuales, el desarrollo de nuestras posibilidades industriales es absolutamente necesario, por supuesto teniendo siempre muy en cuenta la protección del medio ambiente, tal como exigen las actuales normas europeas; pero que, adaptándose a dichas normas ambientales con absoluto rigor, estas no anulen los posibles desarrollos industriales. Sería una marcha atrás del todo irrecuperable.
La pereza e ignorancia hace que todo sea difícil, pero la industria y su desarrollo todo lo hace fácil. El progreso nacional es la suma de la industria, la energía y la rectitud de los individuos; así como la decadencia nacional es la suma de la ociosidad, la ignorancia y el egoísmo de las personas. Son citas de reconocidas personalidades que han influido decisivamente en el desarrollo de la humanidad.
Hago estas consideraciones ante la inversión tecnológica y empresarial de una importante factoría industrial proyectada en Palas de Rei (Lugo), que afectará muy positivamente, sin duda alguna, a toda esa zona eminentemente rural. Pongo como ejemplo de ese desarrollo a la villa de As Pontes, cuando, a mediados de los años 40 del siglo pasado, Encaso (Empresa Nacional Calvo Sotelo) comenzó la explotación a cielo abierto de los yacimientos de lignito pardo, siendo desde entonces la más importante productora de energía eléctrica del país (Endesa), especialmente a partir de los años 70, con su central térmica, posterior fábrica de fertilizantes Enfersa, etcétera. Toda aquella zona experimentó un desarrollo y riqueza constantes. Uno recuerda entonces, prácticamente en todas las parroquias vecinas, la existencia de vehículos de motor, tractores para trabajar el campo e importantes beneficios sociales a los trabajadores y familia, como becas de ayuda para estudios; y estamos hablando de los años 60-70-80. En la actualidad es una de las zonas de mayor renta per cápita de Galicia. A pesar de la descarbonización industrial impuesta por la Unión Europea, son de destacar los proyectos industriales (algunos ya en marcha, aprobados y con recursos financieros) en As Pontes. Actualmente se está valorando la instalación de plantas de reciclado textil, de fibras forestales (Ence), de hidrógeno verde (Reganosa), de bombeo (EDP), de neumáticos, de amoníaco verde (NH3), varios parques eólicos... Se advierte inmediatamente el efecto tractor que ha surgido a partir de una importante industria con efectos inmediatos en una zona de Galicia.
En un brillante artículo en La Voz, el periodista Carlos Luis Rodríguez reflexionaba acerca del «anti-industrialismo» en Galicia, recordando que todos los grandes proyectos fueron siempre combatidos. Finalizaba diciendo que, de haber tenido éxito ese «coro protestante», tendríamos una Galicia idílica, pero lamentablemente empobrecida y atrasada.
Asimismo, coincido con el catedrático emérito de Ingeniería Química Juan Manuel Lema Rodicio, quien desmontaba en otro excelente y documentado artículo, punto por punto y técnicamente, las apocalípticas consecuencias de la reutilización del agua extraída del río Ulla, para la producción de fibra textil y celulosa.
Como uno es demasiado mayor, recuerdo la campaña contra la primera autopista, cuando por parte de grupos nacionalistas se hizo famosa una consigna que decía que la AP-9 iba a ser «unha navallada» para Galicia. ¿Esta es la realidad que deseamos. Creo, sinceramente, que no.