En un contexto global de emergencia climática y crisis energética sin precedentes, los recursos que ofrece la eólica conforman una solución clave para el desarrollo sostenible y equilibrado de la descarbonización. La energía eólica reduce la dependencia de combustibles fósiles y mejora la seguridad del suministro energético, dos palancas que ayudan a estabilizar los precios de la electricidad, beneficiando tanto a empresas como a consumidores. Además, la capacidad de generar electricidad de forma limpia y renovable hace de la eólica una pieza fundamental en el engranaje de factores que activan la perentoria necesidad de combatir el cambio climático. Por ello, la reciente paralización de proyectos eólicos en Galicia es un problema que debemos abordar de inmediato, ya que justo impide avanzar hacia una sociedad verde y sin emisiones contaminantes.
Galicia cuenta actualmente con casi 4.000 MW eólicos instalados. Estos parques eólicos en operación han producido más del 35 % de la electricidad en la comunidad en lo que llevamos del 2024. Además, hay proyectados nuevos parques eólicos con informes favorables de impacto medioambiental y con los permisos de construcción pertinentes. Sin embargo, y a pesar de la buena integración de los parques eólicos en el entorno que ocupan, la suspensión de los nuevos proyectos retrasa la lucha contra el cambio climático y sume en la duda la posibilidad de culminarlos en tiempo y forma. Llegados a esta situación, la pregunta es obligada: ¿seguirán apostando los inversores por esta magnífica tierra ante tanta traba? Desde luego, lo que está claro es que ni la incertidumbre jurídica ni los retrasos en la tramitación de permisos son el mejor caldo de cultivo para que los inversores apuesten por esta tierra, que lo tiene todo para ser referente indiscutible de las energías renovables.
Si la financiación se retrae debido a la judicialización de los proyectos, una consecuencia segura es que la descarbonización será tan solo la promesa de algo inalcanzable. De hecho, Galicia podría perder cerca de 2.500 millones de euros en la construcción de parques eólicos, lo que supondría la destrucción de 14.000 empleos entre directos e indirectos.
Necesitamos con urgencia políticas claras y eficientes que agilicen el desarrollo de la energía eólica. Es crucial establecer un marco jurídico estable que permita avanzar con seguridad y rapidez, ya que la emergencia climática no solo se soluciona haciéndolo bien, sino que hay que hacerlo a tiempo. Para abordar esta situación, desde Vientos de Futuro proponemos una colaboración estrecha entre las Administraciones y los principales actores del sector. Debemos trabajar juntos para eliminar las barreras administrativas y resolver los conflictos judiciales que actualmente frenan el progreso. Solo así podremos garantizar que Galicia aproveche plenamente su potencial eólico hasta situarse como referente de las energías renovables, especialmente de la eólica. Una posición que no solo aseguraría un porvenir verde para la región, sino también más próspero para todos sus ciudadanos.