El enigma de Venezuela

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

MIGUEL GUTIERREZ | EFE

22 jul 2024 . Actualizado a las 18:55 h.

La detención por parte de las autoridades chavistas del jefe de escoltas de María Corina Machado, lideresa de la oposición venezolana, ha extendido las sospechas sobre lo que pueda ocurrir en los comicios presidenciales del próximo 28 de julio. El candidato de consenso de la oposición, Edmundo González Urrutia, figura en las encuestas por encima del actual presidente, Nicolás Maduro, lo cual conduciría, en condiciones normales, al traspaso de poderes entre el presidente saliente y el entrante. Una situación en la que los opositores han puesto su esperanza de un seguro cambio político, después de 25 años de chavismo, dando así por casi segura su victoria.

La gran pregunta en cuestión es si la revolución bolivariana, que ahora controla los resortes del Estado, aceptaría una derrota electoral y dejaría en enero de 2025 que alguien distinto a Maduro ocupase el Palacio de Miraflores, actual sede del Gobierno. La realidad no parece apuntalar una transición tan pacífica, sobre todo si se tiene en cuenta que sobre Maduro pesa la oferta de una recompensa de 15 millones de dólares, que ofrece la DEA estadounidense. Lo cual no invita a pensar que estimule su desapego del poder. Porque Maduro ya advirtió en el pasado que no habrá elecciones libres si pesan sanciones sobre Venezuela.

La realidad presente sigue configurando un incierto enigma político en el que parece difícil reconducir procesos y enmendar el pasado. Lo cual justifica las dudas de la oposición venezolana respecto de que el chavismo acepte una derrota. Y esto profundiza en la dificultad de una salida estrictamente democrática.

El chavismo es la ideología que hoy gobierna la actual República Bolivariana de Venezuela, surgida en torno al culto de la figura del expresidente Hugo Chávez entre los años 1999 y 2013. Un líder que se identificó con un movimiento cívico-militar de orientación socialista y bolivariana y que encarnó un enigma que nunca acabó de definirse en el ámbito de las democracias occidentales. Y ese enigma parece tener vocación de perpetuarse. El futuro dirá.