Kamala resiste a Trump

Jaime González Ocaña DOCTOR DE LENGUAS CLÁSICAS EN CONNECTICUT (ESTADOS UNIDOS)

OPINIÓN

Kamala Harris, durante el debate presidencial con Donald Trump
Kamala Harris, durante el debate presidencial con Donald Trump Brian Cahn / Zuma Press / Contac | EUROPAPRESS

11 sep 2024 . Actualizado a las 08:56 h.

Debate significativo e importante, primero por dónde tuvo lugar, Filadelfia, donde nació el país y se firmó la constitución, en Pensilvania, el estado más importante en juego y que sin duda va a decidir el resultado del colegio electoral; segundo porque estamos ante la posibilidad real de que una mujer de raza negra sea presidenta.

Harris al ataque sin descanso, hablando con firmeza y seguridad, con detalle quirúrgico. Corporalmente nerviosa al principio, pero tras los primeros diez minutos sonriente, alerta, efectiva, positiva y muy bien preparada. Trump a la defensiva, repetidas veces exasperado y cabreado, e incluso perdiendo los papeles: «Los emigrantes ilegales de Haití en Ohio se están comiendo perros y gatos», y otras excentricidades similares (especialmente en emigración). Pero proyectando intensidad, energía, decisión ?aunque como siempre con mentiras e hipérboles: «Vamos hacia la Tercera Guerra Mundial». Los moderadores, activos y respetuosos, respondieron sin contemplaciones a las mentiras de Trump.

El lenguaje de Trump es interesante y peculiar. Habla usando pronombres: «Ella» es Kamala, «ellos» o «esa gente» son los demócratas o el actual gobierno. Harris usa nombres: siempre se refiere a «Donald Trump» o «el expresidente». El lenguaje de Harris es preciso; el de Trump es aproximativo: «Todo el mundo dice», «Esta gente», etc..

El debate pronto empezó a girar en torno al estilo y la personalidad de Trump. El mensaje negativo de Trump sobre el estado del país fue incesante: «Somos una nación destruida, en claro declive (...) Estamos perdidos». Harris entró en ataques personales que no añadieron nada a su mensaje: «Eres una desgracia«, «Eres débil y patético», «Los líderes mundiales se ríen de ti». Trump no se quedó atrás: «Tú eres débil e incompetente; una marxista». En realidad, sigue sin saber cómo atacar la candidatura de Harris.

Harris se centra en el futuro; se presentó como «una persona que siempre ha defendido a los más débiles, a los más necesitados; mis valores nunca han cambiado». Y añadió que el país «necesita un cambio generacional». Trump sigue peleado con el pasado. Negó haber perdido las elecciones del 2020, o haber tenido un rol en el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021: «No tengo nada que ver con eso, solamente me pidieron que diera un discurso». Harris insistió en sus conexiones con la extrema derecha.

El debate ha estado igualado. La primera hora pasó volando, con ritmo, intensidad, energía. A Harris no le benefició todo el tiempo gastado, que fue mucho, en política internacional. Fue muy efectiva en la discusión sobre la ley del aborto y en la defensa de los derechos de las mujeres. Una oportunidad perdida en la sección sobre problemas raciales. En sanidad, cambio climático, economía y emigración, los dos candidatos intercambiaron golpes, con ligera victoria (a los puntos) para Harris. Trump no ha sabido sacar partido a las deficiencias de la administración de Biden y a su ventaja en temas económicos.

Los comentaristas políticos justo después calificaron de desastre al debate de Trump; no estoy tan seguro. A pesar de la subida de Harris en las encuestas, todo está igualadísimo. La campaña de Trump estima que queda un 11% de los votantes indecisos en los siete estados clave. Trump tiene un gran déficit con mujeres y jóvenes en general; una gran ventaja entre varones sin estudios universitarios. El movimiento hasta ahora hacia Harris ha venido de votantes independientes o centristas. Su objetivo debe ser solidificar el voto de las minorías.