
Parece que poco o nada hay de nuevo en el auge de la extrema derecha en Europa, esa mezcla de egoísmo identitario y patriótico, con formato populista, que maximiza las expectativas insatisfechas y sitúa al
Parece que poco o nada hay de nuevo en el auge de la extrema derecha en Europa, esa mezcla de egoísmo identitario y patriótico, con formato populista, que maximiza las expectativas insatisfechas y sitúa al