Problemas de «alquilar»

Francisco Ríos Álvarez
Francisco Ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

LUIS TEJIDO | EFE

02 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

S i a la hora de arrendar algo, especialmente una vivienda, hay que andar con pies de plomo y extremar las precauciones, cuando se emplea el verbo alquilar también conviene tener cuidado, pues encierra algunos peligros.

El más frecuente de esos riesgos consiste en expresarse con ambigüedad. Alquilar es un verbo de los llamados de intercambio, pues significa tanto dar a alguien el uso de algo a cambio de dinero como tomar ese algo para usarlo por el tiempo y el precio convenidos. Si se dice «Fulano alquila un piso a mengano», no se sabe cuál es el propietario de la vivienda y cuál se convierte en inquilino. Para deshacer la ambigüedad es necesario cambiar la forma de contarlo. Por ejemplo: Fulano, que tiene un piso desocupado, se lo alquila a mengano.

Hay una tercera acepción de este verbo a la que el diccionario de la Academia le pone la marca de pronominal: ‘servir una persona a otra por un precio'. Se emplea desde antiguo. En Diálogos familiares de la agricultura cristiana (1589), Juan de Pineda pone en boca de uno de los personajes que los molinos se inventaron «mucho antes que el tiempo del poeta Plauto, de quien dice Aulo Gelio que se alquilaba para moler en las tahonas de Roma para ganar con que se mantener». Es un uso que, aunque infrecuente, todavía se conserva: «Teníamos una tierruca muy pequeña; mi padre se alquilaba de bracero cuando podía» (Antonio Buero Vallejo, El tragaluz, 1967).

Aunque también hay usos de alquilar no pronominales en los que lo que se alquila es una persona. Así, en casos de gestación subrogada se habla de madres alquiladas. En la prensa especializada también se trata en ocasiones de alquilados a deportistas: «Beltrán pasó de Kansas City a Houston como jugador alquilado» o «D'Alessandro, otro caso de jugador alquilado». Aunque a veces ese alquilado aparece entrecomillado o escrito en cursiva, como si el autor dudase de la ortodoxia del recurso.

Con la crisis de la vivienda y las ocupaciones de inmuebles han aumentado las menciones a personas a las que se atribuye la condición de alquilados cuando lo alquilado es un piso a una casa: «La mitad de quienes viven alquilados lo hacen porque no pueden comprar una vivienda». De los que residen en una casa arrendada lo normal es decir que viven de alquiler, pero la aplicación como adjetivo del participio alquilado a esas personas ya es imparable.