Sánchez, en el congreso federal del PSOE, utilizó el clásico de que la socialdemocracia que él representa es el lado bueno de la Historia. Que todas las demás fuerzas políticas están en el eje del mal. Al presidente le viene muy bien simplificar y trazar un círculo rojo, no ya una línea roja, en el que el PSOE y él están dentro de esa circunferencia en posesión del bien, la bondad, la democracia, el progreso, la cultura, la sanidad, la educación y la felicidad, y el resto de fuerzas están fuera y son ultraderecha o cómplices de la ultraderecha. Es la teoría del bien y del mal del mundo elevada a la máxima potencia, sin grises, ni espacios en conflictos. Una persona de izquierdas, un zurdo ideológico, solo construye, es positivo y no entiende de presuntas corrupciones ni de destrucciones varias. A eso se dedica la derecha, que no está derecha. Está torcida e inclinada a hacer el mal de la mano de la extrema derecha. Se salta que dos de sus socios, PNV y Junts, sean de derechas, puesto que son necesarios para que le salgan los números de su complicada aritmética presidencial. Se salta que además sean espacios políticos nacionalistas que buscan la secesión y romper el Estado desde dentro. Se salta que la propuesta de vascos y catalanes sea de derechas, independentista y reaccionaria. No le importa que sean caballos de Troya para terminar con España. No les llega que Sánchez les prometa desde el bien el sueño de una España federal, un paso más en la España autonómica que dicta hoy la Constitución, que aprobó una mayoría y que es la Carta Magna que sigue vigente para nuestra maltrecha convivencia.
Esta apuesta por nosotros somos el bien siempre le ha ido bien al PSOE. Así, el lema del congreso sanchista era «España adelanta por la izquierda». Ellos siempre saben la dirección correcta. Lo peor de esta tesis es que la derecha se la compra. Existe de toda la vida un complejo de mucha gente de derechas que ceden ese espacio de cultura, por ejemplo, sin reivindicarlo. Ceden también la defensa de las mujeres. Los líderes del PP no pueden ir a las manifestaciones por los derechos de las mujeres. El motivo es que las otras fuerzas políticas les insultan si van. Lo que es una degeneración de la democracia. Así consiguen que parezca que la derecha no está con ellas. Al revés, las persigue por definición. Esta visión simplista dice que la derecha es una, grande y libre y coaligada con los ultras. Le interesa a Sánchez, que ha destruido el espacio político del centro, este resumen brutal. Le interesa que no existan ni los conservadores, ni los liberales, ni el centro, ni los neoliberales. La riqueza y el pluralismo le viene mal. Pedro Sánchez está instalado en el cuento del lobo. Y no hay más argumento que ese. Así nos va. Así desapareció como un azucarillo efervescente el café para todos de centro que defendía Ciudadanos. O eres de izquierda, por tanto de Sánchez, y estás con el bien, o eres de derechas y solo quieres hacer el mal. Frenar cualquier avance. Hasta se ha apropiado de la economía. «Les duele que nosotros gobernemos mejor y que la economía vaya genial». Da igual que el Supremo haya citado a Ábalos para el día 12 de diciembre.