Todavía es la hora de los políticos, de las compañías de seguros y de los cuerpos de seguridad y de bomberos. Hay muchos problemas que solucionar: terminar de limpiar las calles, restablecer el agua potable y la electricidad, desatascar las conducciones de aguas pluviales y un largo, etcétera.
Para todo eso debería servir la lluvia de millones de euros que los políticos anuncian sin descanso, aunque las cantidades que llegan a la zona son mínimas.
Después de que culmine esta fase debe empezar sin demora la hora de los ingenieros. Los ingenieros tienen una forma de trabajar que se conoce como «solución de problemas». Hay un problema y los ingenieros buscan la mejor forma de solucionarlo: seleccionando personas, materiales, aplicando las leyes que mejor se ajustan a la solución del problema.
La selección de un grupo de ingenieros capaces y bien preparados tendría como misión fundamental buscar una solución al problema de las inundaciones provocadas por una dana en esa zona. Será necesario desviar cauces, construir diques, etcétera, con el fin de que, en la próxima dana, las aguas torrenciales discurran por los cauces adecuados, sin inundar viviendas, ni arrastrar coches, ni acabar con las vidas de las personas.
El plan trazado por los ingenieros habría de empezarse cuanto antes (ahora) para que esté listo en la próxima dana. No les quepa duda de que habrá otra. Los políticos deben aportar el dinero suficiente para llevar a cabo el plan.