Pedro Sánchez acusa al PP de jugar «con las cartas marcadas» y actuar en connivencia con algunos jueces. Todos estamos acostumbrados a las trifulcas entre los mandatarios de la clase política. Los que ya peinamos canas llevamos muchas legislaturas soportando esta inapropiada forma de proceder.
Resulta necesario recordar a Charles Louis de Secondat, señor de La Bréde y barón de Montesquieu, el cual teorizó en el siglo XVIII sobre la separación de poderes en su obra El espíritu de las leyes. Tres poderes separados en tres ramas independientes y en tres áreas de responsabilidad distintas, en el que ninguno mandará sobre el resto.
Muchos me tacharán de ingenuo. Incluso criticarán que a mi edad aún crea en los pajaritos preñados, pero ya son muchos años moviéndome en tribunales para no estar convencido de la honestidad de los togados.
Como jurista me remito al espíritu de nuestra Carta Magna. Las Cortes Generales ejercerán el poder legislativo, el Gobierno el poder ejecutivo y los jueces y tribunales el poder judicial. Estos jueces a los que con tan poco respeto se refiere el presidente Sánchez pueden pensar de una manera u otra, pero su labor es impartir justicia y ante eso no hay ideología que valga. Es lícito que el presidente piense lo contrario. Pero que lo diga con esa ligereza, cuestionando a la judicatura, no me parece de recibo.