Elon Musk vota en Alemania

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Brandon Bell | REUTERS

07 ene 2025 . Actualizado a las 18:44 h.

Empezamos con fuerza el año político. Si el curso pasado fue un festival de elecciones (de Milei a Trump), este enero tenemos la coronación de Donald como presidente de los Estados Unidos por segunda vez. Y solo un mes después viviremos los comicios anticipados en Alemania por la imposibilidad de gobernar de los socialdemócratas con liberales y verdes. Alemania no es un país más. Es la locomotora de Europa. Es mucho lo que nos jugamos. Pero el país de las barras y las estrellas influye en todo, también en el corazón del Viejo Continente, que late con menos fuerza que nunca. Un continente que se está quedando sin contenido. Nada menos que Elon Musk decidió utilizar su red social X para opinar e influir en el duelo político alemán. Y lo hizo de la forma más radical, algo que no extraña con su trayectoria. Orientó el voto hacia la ultraderecha de AfD. Ese partido, que viene del nazismo, es donde Musk encuentra las soluciones para que Alemania recupere vigor. No sabemos qué sucederá, pero febrero mirará hacia Berlín. Las encuestas dicen que, tras la fallida operación socialdemócrata, va a ser la hora de que vuelvan los conservadores con otra coalición. Veremos. El caso es si los ultras serán o no necesarios. A nadie se le oculta que los radicales de derecha nazi decisivos, justo en Alemania, no es un resultado más. Pero antes de girar nuestras cabezas hacia Alemania se escribirá mucho sobre la llegada de Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca, con la mítica ceremonia que se emitirá para el planeta. La toma de posesión del presidente del imperio norteamericano se ve como una final del mundial de fútbol o una Super Bowl. Es su segunda presidencia. Y, aunque demasiada gente ya está disparando sobre Trump antes de empezar, lo mejor es esperar a ver qué sucede. Cierto es que sus primeros nombramientos no han podido ser más estrafalarios, ni tranquilizan los ojos golosos con los que mira hacia Groenlandia o el canal de Panamá. Pero también debemos tener en cuenta que es muy posible que su mediación ponga fin a la guerra de Ucrania. Se han producido declaraciones y movimientos que hacen pensar que el fin de esa contienda bélica puede estar cerca y, por surrealista que parezca, llegará de la mano de Trump. Se da por descontado el blindaje que hará de su economía. Para sufrimiento de europeos y chinos. Donald hace algo que escuece en otros países, pero que tiene una lógica aplastante de muy fácil venta para sus ciudadanos: gobierna para su país. Una segunda presidencia, esta interrumpida por un mandato del demócrata Joe Biden, no suele ser igual que la primera. El presidente ya sabe cómo es el trono y a qué sabe el poder de la nación que quiere recuperar el puesto de potencia del planeta, lugar de privilegio que se disputará con China hasta el último arancel. Trump blindará a Taiwán para enfado de los chinos. Y veremos cómo se desenvuelve su matrimonio con Musk. Muchos decían que el 2024 iba a ser fascinante, pero la pinta con la que comienza este 2025 no se queda atrás en emociones fuertes. Nuestra cabeza girará de Estados Unidos a Alemania, solo para comenzar el año. Mientras, en España, en la política doméstica, seguiremos odiándonos.