En lo personal son varias las peticiones que le hago al nuevo año, pero al ser personales poco interesan a terceros. En lo profesional, como abogado en ejercicio, le ruego encarecidamente que las autoridades competentes hagan lo indecible para que el mundo de los tribunales vuelva a ser respetado, en palabras de don Miguel de Unamuno, por «los hunos y los hotros». Hay que empezar por que los jueces dejen de ser vilipendiados cuando sus decisiones no son del agrado de nuestros políticos. Por supuesto, invertir en la justicia, junto con la sanidad y la educación uno de los tres pilares sobre los que se apoya cualquier Estado de derecho. No pueden señalarse juicios a tres años vista por falta de medios materiales, ni que existan mujeres maltratadas sin protección debido a que no hay presupuesto para que puedan estar permanentemente custodiadas. En España, buena parte de los tribunales, tanto unipersonales como colegiados, hacen verdaderos milagros para que las resoluciones sean dictadas en un tiempo razonable debido a que sus partidas presupuestarias están más cerca de las del siglo pasado que las del actual. Mientras esto no ocurra, y nuestros mandamases no se pongan las pilas, tendremos que seguir esperando años para que se dilucide si un trabajador tiene derecho, o no, a cobrar una indemnización por despido. ¿Cómo va a darles de comer este padre o madre a sus hijos durante este tiempo?